Caluroso día de verano el que amanece, son algunas notables las ausencias pero también tenemos bienvenidas. No viene el abuelo porque tiene pabel (sí, pabel), no viene Meji-llón porque está de vacaciones, no viene Benito porque tiene pluriempleo. Por el contrario iniciamos de nuevo la andadura el presente y Pakito, ¡bienvenido!.
Salimos de la alameda por tanto cuatro monos y un orangután y como siempre, qué donde vamos, y va Pakito y dice, - a Las Herencias <pero qué valiente>. Yo esta vez tenía ganas de haber ido a mojarme los pies a Fuentes (puente medieval), pero manda la mayoría, y en menuda emboscada que nos metimos, abreojos por todas partes.
Comenzamos por la culona entre anécdotas y chistes, que si el viejo, que si el médico, que si el cazador, que si el paraguas y casi sin darnos cuentas estábamos en el arco. Bajamos a la carretera y cruzando el puente, ¡allá va Pakito con su primer hachazo! <joder empezamos bien, y en mi terreno>.
Salimos de la carretera y comienza el sube-baja camino de Canturias, entre la melodía que sale del sillín de Viti (que es mejor que la que llevan otros cociendo) y los ataques constantes en las cuestas de Pakito, lo llevamos claro. El tío que no sale desde que fuimos a Guadalupe y esta que lo vierte, vamos a ver por donde sale esto, lo mismo tenemos que ir luego careando las borras.
Pasamos Canturias, y he de decir en honor a la verdad que fue en este duro tramo donde cogimos todos los abreojos que nos pudiera ofrecer el camino (no me culpéis a mi), entre zarzas por lo descuidado del camino, conejos y garrapatas conseguimos llegar a Las Herencias.
Paramos donde siempre tratando de disfrutar de las vistas que nos ofrece la fauna acuática en esta bonita zona, comemos los frutos que nos hará llegar con fuerza al final de la ruta y poses tipo “las mejores modelos” sacamos fotos.
Hay que añadir, que tratando de obtener la máxima cultura de cada lugar, entablamos conversación siempre con los paisanos que amablemente se acercan a nosotros con afán de curiosidad, y es que para sorpresa de todos los asistentes tenemos entre nosotros al amigo Vicente que con su vocación periodística extrae la más completa e interesante información en cada lugar y de cada persona ¡qué profesionalidad! ¡qué saber estar! ¡qué fuente de extracción!, si es que se confundió de profesión, lo lleva en la sangre, cualquiera podría confundirle con un gran Matías Prat o incluso la doctora Ochoa.
Salimos camino de Talavera por las graveras y entre anécdotas y risas de en el momento más veterano y sus andaduras por el motocross llegamos al paredón, por debajo del puente de hierro (con su particular limpieza <no había abreojos, los cogisteis en la zona de Canturias, no me culpéis>) buscamos el puente romano que desemboca en el carril bici que a su vez nos conducirá a las afueras camino de nuestro pueblo; no sin antes parar a reparar los pinchazos que hemos preparado en esta ruta (son muchos y yo no quería ir <que lo sepáis, no me culpéis repito>). Gracias al material de estreno y a las bombas que dan aire como vino pa’una boda, se solucionó todo en un abrir y cerrar de ojos.
Caminamos “rodamos” ya de regreso a nuestro pueblo donde nos esperan las gordas muy fresquitas y esperando un nuevo fin de semana con nuevas y nocturnas aventuras, y recordándoos a todos una vez más ...
AL ATAQUE!!!
