Tempranito en la Alameda y con las burras en la DKV de Castellana salimos en busca de nuevas aventuras y conquista de nuevos paisajes. El viaje transcurrió sin percances, incluso bolsa en mano por si había que atalantar a Benito, <que este me la echa encima y me deja revocao al estilo tirolesa, con los tropezones de los sobaos mal mascaos que han compuesto su desayuno>.
Ya en el punto de quedada con nuestro anfitrión el buen amigo Miguel, que está preparado junto a su burra para enseñarnos paisajes y senderos totalmente desconocidos y que merecen su conquista.
Todos por tanto en el punto: Largo-te que ha pilotado la Castellana, en la que veníamos el presente con Benito, Meji-llón, MoviLine y Pakito; El Abuelo con la Z-15 de tío Pancho con el presi; y en el VitiMW con el cultivador enganchado, GPA, Vicente con el trasportín, Viti y Po-Cholo que además de la burra, se ha traído una sombrilla que le regaló la SKOL por el tema de la pigmentación (que se lo ha dicho el médico), y ya junto a Miguel comienza el camino, que como no puede ser de otra manera comienza subiendo.
Por caminos llegamos a La Parra y más caminos, más paisajes y maleza para llegar al peligroso sendero no apto para burras con aguaeras, ni pa cornuos, (Vicente pasó bien, creo que iba de pié en la bici) que poco a poco nos llevará a la primera de las villas, Cuevas del Valle es su nombre y nos recibe con la flor y nata en la plaza donde a la sombra de las bonitas balconadas que componen la arquitectura popular del sitio disfrutamos del agua que chorro abajo nos sirve el fresco pilón. Ya en este punto y como de costumbre venimos hablando el amigo GPA y su dialecto calerorumano se pierde y nos hace a todos andar de cabeza.
Salimos del pueblo y siguiendo por senderos peligrosos <eso sí, también había perdices – y alguna liebre que estuvimos a punto de coger>, hormigonados, pedregosos, empedrados y llegamos al segundo de los pueblos, que a la voz de pimiento en mano vamos atravesando la increíble formación.
Siempre por senderos y mas senderos (Miguel fue capaz de sorprendernos sin hacer nada por asfalto, ole tus co…nes!) vamos a San Esteban, punto donde hacemos el break, que se prolonga más de lo normal … pudimos contemplar cohetes, misses, puestos de alfombras y cojines … hasta un alcalde, ataviado con su Emidio Tochi y que entallado recorría las calles con la banda (NO AL-ME) contoneándose y rezumiendo aceite como los botijos de Puente.
Seguimos nuestra marcha igualmente por senderos y con averías de … en fin averías. Por más trochas y bajadas extremadamente peligrosas, que cuando ya lo decía Miguel, es que lo eran, porque cuando pierdes la vista del camino desde la burra y no hay raíles como en el Dragón Kan (que se lo digan a mi suegro) la cosa se pone chunga.
Llegamos a Santa Cruz. Cojida de aguas de nuevo en el pilón, y media ducha ofrecida por Movi-Line, que con las manos que tiene no hizo falta na más que un mangajazo para poner a to el personal perdío.
Bajamos con más peligro si cabe hasta los alrededores de Mombeltrán en la trialera la que el Chispa nos deleitaba una vez más con sus susurradas oraciones al altísimo y su canciones gestadas en compañía de los chispas colocando hierro a la calor encima de las bovedillas.
Por playas verdes (había poco agua), alcanzamos la cañada real y por los restos de calzada que ya solo queda a la vista de viandantes, ciclistas o yubacaores, entre peligrosas piedras subimos a la que ya enfilará la recta final de nuestro duro recorrido.
Todos coincidimos en que repetiremos esta ruta, como no con nuestro super-anfitrión Miguel al que desde aquí y públicamente le estamos super agradecidos, pero en época de lluvias para ver con el color que se merece la vecina sierra todo el paisaje en su esplendor.
Al nuevo paso por Arenas nos tomamos unas gordas para enmanamiento y cambio de impresiones, volvimos a nuestro punto de quedada, cambio de ropa, perfume oh de toilette le choto y de camino para casa.
Lo dicho, a repetir, seguro que se nos apuntará alguno más …
Espero veros pronto, no sin recordaros una vez más …
AL ALTAQUE!!!