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miércoles, 30 de marzo de 2016

CAZALEGAS – OTRA PERSPECTIVA



Mientras la semana pasada – día del padre – disfrutábamos de una corta pero curiosa ruta, con tan solo la participación de tres valientes, incluso desafiando al amenazante tiempo, pudimos visitar la desconocida Virgen del Espino y su entorno, e incluso tocar las campanas – como suena – hasta dejar fluir nuestra imaginación e intentar perdernos por sus trochas aledañas, hasta el punto de ver incluso espárragos subidos ¡qué fuerte! ande andaríamos para que la cantidad de parados, domingueros esparragueros no llegaran hasta donde nosotros llegamos; y esta semana …
Esta semana más. Estábamos el sábado, coincidiendo con la Semana Santa, en el sitio de costumbre, nada más y nada menos que, Largo-te, Joaquinón <mega-entrenado, en condiciones atmosféricas extremadamente adversas, e implorando a los santos del cielo, que por miedo en busca de él y su hermano bajaron>, Texinas <súper-entrenado con su subida en solitario el jueves Santo al cerro de la Estrella – pero ¡qué valiente!>, Jones, el Abuelo & I.
Los ánimos y mecánicas ciclópedas aconsejan hacer algo llano … ¡a Cazalegas pues!. Salimos del pueblo por el cordel dirección Talavera, en los momentos de silencio y meditación, a algún lumbreras se le ocurre la maravillosa idea de cambiar el sentido de la marcha habitual en esta ruta … dicho y hecho, ¿quién dijo miedo? – una vez más
Talavera pues, desde el parque de educación vial ¿a quién?, pasando por el bolardo de Fabio – que mañana cumple años ¡Felicidades! < a ver si tiene suerte y le echan una bici> - y bajo el puente de la vomitonas llegamos a los arcos del Ferial, que siguiendo el – carril bici – nos deja Hilta adelante, Carrefour, e ITV – de Toño ¡coño! – y con el característico ruido de las ruedas superando la treintena en la pulida pista – claro – muy en breve, puente del Alberche, con rampa – creo que para no subir
Por la antigua planta de hormigones de Prebetón a orillas del Alberche, y remando contra-corriente, llegamos a la zona de ltodas las velas desplegadas – llegar a Cazalegas.


os famosos Alcores ¡coño como cambia la cuesta!, pero si otras veces pasamos por aquí a gran velocidad, chico ¡cómo cambia la perspectiva!, alcanzamos la cota alta, intentando mantener buen ritmo, para en breve y con viento a favor –
Esta vez cambiamos el punto-break, la llegada al pueblo, es sin sufrimiento a favor de viento y poco cargada de km’s, por tanto, fotos con el embalse al fondo y ¡marchando!
Bajamos por la marchosa cuesta que en otras ocasiones se torna dura, en el desvío a la derecha – carcajada incorporada – Jones mete la pata hasta la raya del pelo – suya – y debe hacer cambio de sentido con pataleo incorporado, mientras tanto el resto de bicicletas siguen bajando a muy buen ritmo hasta alcanzar la zona de aspersores, con mojada incorporada.
Tras dejar los pocos metros de insalvable asfalto del día, entramos por la puerta que nos meterá en la vertebra que nos llevará hasta nuestro próximo hito – San Román; no sin antes empezar a sufrir el pesado viento, que contra nuestra cara nos acompañará el resto del día.
Encinas, terrenos pateados por vacunos ocupantes, puertas, alambres, ¡somieres!, si, y con cerrojo, subimos por la trasera de reguerones para en breve, con cardio – vaya tontuna que nos hemos inventado – llegamos a San Román donde haremos nuestro apetitoso break, a los pies del rollo en todo el zoco de la antigua población, morada en otra vida del gran Joaqui, entre otros paisanos y familiares de nuestro querido pueblo.  
Gran y apetitoso momento, entre grandes manjares y fotos de recuerdo. Pero debemos continuar.
Salimos por tanto por la dirección habitual, el Abuelo toma la delantera y a la caza todos los demás, poniendo las banderillas en los morrillos de las ciclópeas, dispuestas a exprimirse en la sinuosa pista que nos llevará hasta Pepino.
Aun con el viento en contra, aun con algún desnivel en contra, aun con algún medio valle con gran charco en to el medio … las bicis crujían a buena velocidad. Entre pequeños pasos canadiense, junto a la encina del grayo, y adelantando por el carril veloz a unos compañeros Talaverillanos, logramos llegar al siguiente pueblo en un pis pas. En este momento el Abuelo nos demostró que su destreza y equilibrio en la bike va poquito a poco avanzando, el ratito que fui a su rueda por el senderito que se ha creado junto al camino principal, así lo demostró.
Ya en el merendero de Pepino y frente a la merienda que nos teníamos que comer con un tramo de +19%, y con la rotura de cintura que nos dejó el Abuelo – la experiencia es un punto a su favor – ¡qué zorro! – el Abuelo – nos disponemos a subir, cada uno a su tran tran, puesto que el gigante de cabeza como gigante que es y con el plato de las paellas, se dispuso a subir, y subió ¡cómo no! – por más penitencia que he hecho, por más veces que se lo he pedido en religiosa postura al resucitado en estos días … – ¡la madre que lo parió!
Sendereamos junto a las canteras de jabre al N de la A-5, buscamos tropezones donde todo es fácil, todo por seguir disfrutando de la ruta y exprimirla hasta el final, como así fue. Junto a la muralla retiene aguas de la Portiña pasamos, junto al pacifico lector ornitólogo amigo de la naturaleza y la tranquilidad, tan solo interrumpida por el rápido rodar de nuestras monturas.
En breve … Talavera.
Una pasada por to lo largo de la tía Paca Aguirre, y nuevas ideas en el cercano horizonte. Tras haber pasado esta mañana por el cordel, decidimos – todos menos uno – volver por el camino de los barros, tratando de evitar en la medida de lo posible, los molestos baches – pozos – que hay entre los cementerios de las dos Talaveras.
Al salir de la subestación volvemos a dividir el grupo, 2 cogemos la dirección de las disfrutables – y se disfrutaron – veredas bajo el puente de la nueva circunvalación, allá en el Tajo; otros deciden seguir el camino adelante, para bajar a todo cimbel buscando el encuentro para continuar juntos hasta el final de la ruta.
Seguimos por la depuradora, por el vivero, por las parcelas, incluso pasando a controlar la siembra pa la subvención de Joaqui; encontramos al cuñao de Largo-te, y chico, como si le hubieran puesto una mecha en el culo, se conoce que está tiesto de verle … y nosotros a verle, pero desde lejos, y es que como siempre digo, hasta el rabo todo es toro.
Llegamos todos juntos en amor y compañía al pueblo, con triunfal entrada incluida, y fuimos a recuperar las fuerzas gastadas como ya sabéis.
Bueno, poco más que contar, excepto que se ha pasado el primer trimestre del año ¡3 meses! y no hay forma de sacar de paseo a más de uno, es igual, nosotros seguiremos, e investigaremos nuevas rutas, y más y más y más …
Me despido como siempre, no sin recordaros una vez más … AL ATAQUE!!!  


jueves, 3 de marzo de 2016

A CABALLO ENTRE EL MONTE Y EL CAMPO ARAÑUELO



El día anterior – viernes – y la noche han sido la leche, ha caído agua por garrafas, todos pensábamos que no íbamos a salir hoy, nada más lejos de la realidad. Nos levantamos, apartamos la cortina y … ¡esto pinta bien!, os cuento.
En la alameda – sitio de costumbre – estábamos nada más y nada menos, que el Abuelo, Benito, Largo-te & I ¡coño! que allá por la esquina de Po-Cholo aparece Megi, Megi-Jones, bueno, pues uno más en la cuadrilla, ¡a disfrutar del día!.
Salimos siguiendo las indicaciones del Abuelo, dice que vayamos a Velada y luego ya veremos; pues nada, dicho y hecho.
Tomamos la carreterita que sube a Gamonal, Velada … y por los caminos del monte nos vamos dirigiendo hacia la zona del pantano de Navalcán.
Bajamos por los caminos rodeados de encinas, esquivando vacas con importantes cornamentas, protectoras ellas de los tiernecitos chuletoncitos que corretean alrededor de ellas. Protegidos del perenne en este mes de febrero aire, supongo que muchas de las promesas que se habían hecho para este airoso mes se han visto truncadas por el asunto. Da la impresión de regla de tres – simple –
enero es a cuesta                            lo que
febrero es a promesas
creo que las promesas no sabían de fecha, y es que febrero estaba a la vuelta de la esquina, tanto era así, que sin darnos cuenta y luchando siempre contra-viento (y marea) hemos pasado el mes más conto del año.
Continuamos hasta la puerta que corta la antigua senda que seguíamos – la del infierno según Pakito – , punto justo de aguas menores y comentarios de seguimiento-ruta.
Entre las rodadas que los vehículos a motor que lo blando del tiempo nos ha dejado, vamos haciendo equilibrios, el Abuelo también – como avanza el colega – hasta que llegamos al punto en el que nos solemos desviar al Dehesón del Encinar, para tomar el camino semi-asfaltado, que directos nos llevará hasta la Corchuela.
La preconcebida idea de que la pequeña población está a tiro de piedra, a más de uno creo que pasará factura. El semi-asfalto poco acondicionado, hace aumentar progresivamente la velocidad, Largo-te se pone en cabeza y en el momento justo  que le pedimos paso para intentar dar relevo al asunto y quitarle un poquito de sufrimiento de aire, la velocidad pasa de subir – como he dicho – de forma progresiva a forma ¡exponencial!. Empieza a estrujar las bielas – por hacer un poco de cardio, dice, no sé donde cojones ha oído el esto – el caso es que justos por pecadores, con la cabeza metida bajo el manillar, hacemos lo posible por no descolgarnos, sin ver el paisaje, ni la flora, ni la fauna – que le Abuelo vio ciervos, yo ni de coña – con la boca cerrada – que entran moscas – ¿moscas? ¡barro por hablar! se parece al super-agente 086, voy el primero, viejo truco de pasar por encima de los charcos y poner a los que vienen detrás hasta las orejas de barro.
Llegamos – en breve – a la ermita de la Corchuela sin aliento ni tan siquiera para rezar un pequeño responso, ya se había encargado el – el Largo-te – de que los santos bajaran antes – en procesión – invocados por nuestras plegarias, de que semejante tormento acabara lo antes posible – es coña – y …
como todo tiene su principio, también tiene su final y su parte positiva, allá en el pequeño pueblo, sentados en los tallados graníticos bancos en las casa-puertas; disfrutamos del break tan merecido y traído desde tan lejos para tan buena ocasión.




Vamos a investigar nuevos caminos, y es que más allá … ya estamos liaos … sale un camino con una señalización de flecha                                que pone “cañada” ¡a por ella! ¿verdad Jones?, a mi todo esto me suena, y como andamos ya cerca de mis orígenes, ¿pegas yo? ¡juas!
Anduvimos por ella, por el nuevo terreno – para algunos – vamos dejando las encinas a nuestra derecha, poco a poco la misma cañada sirve como lindero entre esta tierra de monte, y las grandes despejadas tierras de labor a nuestra izquierda. Después de dejar a los ciclistas – que no conocimos – de lado, ya vamos viendo en el cercano horizonte las antenas del cerro judío, llegamos al punto que casi nos corta la respiración, un impresionante arroyo que a buen seguro debemos tirar de flotador para pasar, un cortado en medio de la cañada repleto de agua, excepto por un punto que gracias a los santos antes nombrados alcanzamos a ver.
Pasamos, y seguimos disfrutando, de una buena marcha, de un buen tiempo – aunque aire de sobra – para pasar ya por explotaciones de mi pueblo, ganados, maquinarias, aromas a porcino ummmm jugosa crema para nuestros sentidos que sin duda impregnadas dejaran nuestras pituitarias.
Cruzamos la carretera de las Ventas de San Julián – que no llega el autobús, o al menos eso dijo el otro día tele-puchero – en el punto de El Ejido, o como dicen en mi pueblo – el legio – para por el camino del monte y tras pasar la A-5 y la vía del tren, dejarnos entrar por el polígono en la Zarzuela – que olía a cochinillo – o – cosssssinillo como decía el jefe de Yiyi ¡qué locura! – para en breve estar ya en la maravillosa villa – cuna y museo del bordado – ¡doy fe!.
Como es mío hago lo que quiero – con mi pelo – digo vamos por donde yo quiero, es la parte baja que junto a los huertos con sus lavaderos y pozos de riego nos conducirán al camino que asfaltado – aunque camino – nos llevará directos al pueblo que hay antes de Alcañizo – es que no me acuerdo de cómo se llama, se me ha ido de la perola ¡tantas emociones!
Lo cruzamos por la ronda, en la parte alta, y bajamos por la trochita que se ha inventado Largo-te en otra ocasión, haciéndonos disfrutar de senderito y algún que otro salto, entrando en el camino que con buen firme y también a constante ritmo nos llevará a Alcañizo.
En Alcañizo llamamos a la grúas-Waldo …  gri gri – a partir de este momento, a correr y a volar, el sol iba alcanzando su parte más alta y el viento no dejaba de azotar; sube-bajas de la vía, a ritmo súper-cardiaco, y por los rectos llanos hasta Calera con velocidades en ocasiones cercanas a la media de edad del grupo, llegamos a la vecina población en un abrir y cerrar de ojos.
Poco a poco por San Polo cruzamos la urbe para encaminar nuestro rumbo en busca de nuestro querido pueblo, parando a ver las yinitas del Abuelo, y terminando la ruta reponiendo los líquidos perdidos refrescando nuestros gaznates con unas frescas gordas.
Ruta para rodadores, se os echa de menos compañeros, supongo que repetiremos, pero no dejéis de perderos más y mejores, o al menos esta.
Me despido como siempre, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!