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martes, 31 de mayo de 2016

BENDITOS ALARES




De nuevo tenemos una invitación de nuestros amigos de Navahermosa y aledaños, ¡con cartel incluido!, esto pinta bien, vamos a sondear el terreno e intentar una buena representación de nuestro querido Club por tierras anchureñas, -guasap- en marcha … Gri, gri; pues alguien ha de ir … veremos a ver.
Muy temprano estaba la pequeña Castellana en marcha – tan solo íbamos dos esta vez no es necesario ni más, ni mayor despliegue – hemos quedado poco después del amanecer en la puerta de la disco que tiene tanto aire, al piecito de los Navalucillos.
Mientras escuchamos los 40, llegan como centellas 3 coches procedentes del pequeño carreterín, con los dientes por fuera dispuestos a comerse la ruta además del asadillo de Carmelo, ¡miedo me dá!
La hora se nos va en el coche, esta carretera no le quitan ni una curva, lo justo pa Benito, menos mal que esta vez no ha venido, porque Largo-te estruja a la Castellana hasta el punto de no dejar parar mi culo en el sillón ¡coño eso es el ñañas! – qué recuerdos, visto y no visto.
Al fin, Los Alares, aparcamiento de costumbre – junto a Carmelo’s Pub –, presentaciones, la mayoría de las caras son conocidas, me preocupa el asunto – hola Gus, hola César - Jesús, Antonio y Felipe – , otras nuevas – Yo Gus, yo César - Julián y Ferrer –; preparativos de última hora y ¡adelante!
¿Adelante? ¡arriba!, coño como empieza esto, no recordaba la última vez, en el deporte lo primero es calentar, esto es ¡abrasarse!. Miramos a las altas cumbres, de dónde venimos el día parecía arrancar soleado, aquí está totalmente nublado, cosa que nos beneficiará.
Empezamos a serpentear, cuestas arriba, cuestas abajo, jaras, encinas y coscojas – hemos de seguir viniendo para que los caminos se mantengan vivos – pequeños regatos llenos de agua, cuestas de infarto, incluso, allá a lo lejos se veía la fuerte de siempre, no la han cambiado, no.
De nuevo bajamos, hacemos fotos, senderos preciosos, senderos de infarto, piedras, y pizarras, el pelotón se estira y los chintófanos locos no dejan de transmitir datos, los kilómetros a medio gas van cayendo. Y a poco tras una larga y ancha pista – de las que aquí pocas – una urbe, que no llegamos a pisar, ya que en el establo con aroma a macho cabrío hemos de desviar nuestras bike’s para … ¡seguir subiendo!, es lo que hay.
El paisaje se antoja si cabe más bonito aun – que en veces anteriores – las lluvias caídas durante toda la primavera han dejado el campo totalmente verde y con agradables olores de diversas plantas aromáticas en plena expansión.
Entre tanto y por una bajada repleta de cortantes pizarras llegamos a El Enjambre, y a la entrada del pueblo hacemos un breve break para lo que ya sabemos todos … subida al Castillazo , y si no al Castillazo, al menos si a su plataforma – bifurca-caminos –
Salimos del pueblo por las pequeñas escuelas rurales, Antonio y Felipe toman la delantera a buen ritmo, de cerca les siguen Largo-te y Ferrer, cerrando el pelotón a tiro de piedra vamos Jesus & I.
Subimos poco a poco, pedalada a pedalada, salvando las duras curvas de nivel que nos situaran por encima de los 1000 metros; para llegar a la parte alta y encontrar un nublado día que nos deja caer unas gotas, que junto al cansancio nos harán tomar la decisión de no subir al pico y bajar sin más al siguiente hito, Piedraescrita.
Bajamos pues, ¡fuerte!, joder con la costumbre, estos tíos igual que suben bajan, yo entre tanto intentando no perder la estela delantera, con varios roces en cuneta aunque rápida recuperación … llegamos a la carretera y salimos enseguida para, entre pinos y unos bonitos verdes senderos llegar al pueblo justo en el momento en el que el panadero andaba repartiendo su cocida y rica mercancía, lo cual una vez más nos recuerda, que el codillo y el asadillo de Carmelo, debe andar ya casi cercano a la mesa.
Hacemos un corto break, cogiendo agua de la pequeña y habitual fuente junto a la iglesia; entramos en el pequeño y coqueto templo y nos culturizamos con las leyendas en pancarta colocadas para explicación de los foráneos.
Abreviando señores – dice Jesús – que todavía tenemos que subir a la Quesera – de nuevo por encima de los 1000 mt. – y también quedan pendientes los rompe-piernas.
Lo dicho, poco a poco vamos ascendiendo, salvando incluso la portada – cadena – que allí sigue perenne, para en breve adentrarnos en la zona de los pinos, y desde aquí a la torreta donde comenzará nuestro descenso, no sin que antes Jesús nos advierta de la obligación de colocarnos los cinturones de seguridad … si estos lo dicen ¿qué nos esperará?, poco tiempo fue el necesario para averiguarlo …
Fuertes bajadas – no conocidas – estos nos rompen la cintura, el chintofano pita, silba, se agobia, se acojona, ¡esto no es una bajada! ¡es un cortafuegos!, las pastillas del freno silbando y apestando a calentito, a poco – no me extraña – punto bajo, diversos sube-bajas, de nuevo regatos, de nuevo cambios de dirección, y … los rompepiernas.
Parecía ir todo bien, pero tuvimos una pequeña avería, que cojonuda nos vino a algunos para relajar las patas – al menos a mi – no obstante, en el cercano sureño horizonte, parece atisbase un hilito de humo, que parece salir de la chimenea de Carmelo y que a voces nos anda llamando …
El grupo se junta, compacto pues, ya solo nos queda partir el pequeño tomate de los rompe-piernas que huella dejan y fuerte súper-rápida bajada para de nuevo hallarnos en … Los Alares.
¿Qué se puede comentar de esta ruta?, lo suyo es venir y vivirla.
¿Qué se puede comentar del acompañamiento?, ¡maravilloso! Compañeros, encantados de volver a pedalear junto a vosotros, orgullosos de hacerlo, y eufóricos al fin de ruta. Solo queda decir, respecto a este tema … acordaros de nosotros cuando la repitáis, no somos tan sabios como el diecisieteavo Jesús, que la debe haber visto en todas sus estaciones, boca arriba y boca abajo, como los grandes Antonio y Felipe con esos gemelos tipo Kebab, como el luchador y constante Ferrer, como el detallista Julián y sus preciosas fotos de paisajes y flores … ¡qué decir de mi compañero Largo-te! … no hay palabras.
Sin palabras me quedo, pero aun os debo contar, que nos dimos una duchita en la pequeña fuente con termo eléctrico, y que como no, pasamos a degustar el famoso asadillo de Carmelo, que junto a unas fuentes de ensalada y un tierno y jugoso codillo al horno repusieron la energía en nuestras cansadas piernas.
En breve nos vemos compañeros, en esta y otras más, y me despido como siempre de vosotros, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!! 

jueves, 19 de mayo de 2016

EL CAMPO POR SAN ISIDRO



Estamos en ferias, y como ferias que se presten, sin agua no pueden pasar; Maldonado dice que el sábado podemos salir tranquilos … veremos; lo que sí es cierto, es que los caminos a buen seguro estarán llenos de agua y alguno de los integrantes del club, por causa de la feria no saldrá, bien sea por trabajo, o por mojarse … en fin vamos a la tarea.
Esta vez arranca el día en la alameda más bien tarde, son las nueve de la mañana y ya ha amanecido hace rato, creo que esto lo deberíamos ir dando una vuelta, porque sale Joaqui y … no quiero pensar como nos puede poner. Pues eso, en el sitio de costumbre, estamos el Abuelo, Benito, Texinas, Cuerpo & I, bueno, también esta Cabe que esta barriendo el corral y saca los recogedores de las flores que caen del naranjo al contenedor, pero me da, que este no quiere venir con nosotros … ala, a la tarea.
El Abuelo quiere ir al pantano ¡pachasco!, intentaremos darlo un rodeo, en principio, salimos por la plaza y por la avenida de San Miguel vamos a buscar la carretera que nos sube a Gamonal para meternos de patas al campo.
De Gamonal y ya por los tan queridos caminos vamos dirección Velada, o más bien, los cordeles periféricos de Velada; como siempre bajamos por los caminos de las grandes fincas, caminos repletos de agua, linderos de gran y pletórica vegetación, que rebosa vida tras haber recibido el tan preciado oro que en forma de partículas de H2O cae del cielo.
Seguimos pues, entre grandes encinares, vacas, terneros y cigüeñas, avanzando por la verde dehesa, sorteando las rodadas que algún apurado conductor ha dejado en el camino, todo ello con pericia y equilibrio, que cada uno de los integrantes del pelotón demuestra tener de sobra aprendido y practicado, incluso el Abuelo con sus grandes avances consigue salir de tan duros atolladeros.
Llegamos a los albores del Dehesón, el Dehesón del Encinar, y por su carreterita vamos hacia La Corchuela, para llegar un poquito menos fuerte que la ultima vez, pero también evitando distracción; esta vez anduvimos pendientes de ver fauna, la fauna que vio el Abuelo, pero hoy no sale.
Avistamos el pequeño núcleo urbano, antes, paramos a ver como viene de cargado el arroyo, y nos hacemos fotos en su famosa pequeña ermita, para a poco cruzar el pobladito, y seguir por la cañada a buscar las tierras cercanas a mi querido pueblo.
El Abuelo va y me suelta – la vuelta que nos has metido por no entrar por el pueblo que hay junto al tuyo - ¡coño!, encima que os enseño sitios nuevos, además, acaso me has enseñado tu a mi Calera ... no digo más.
A ver, vamos por la cañada, pasamos el amazonas, cruzamos las grandes granjas cercanas a la carretera de las Ventas ¡ojo donde estamos!, vemos el cuchitril de las rapaces, os llevo por el camino selvático del charco de la tinaja ¿qué más quieres?, ¡joder esto es por innovar!, anda, vamos a comernos el break junto a la vía del tren, ya veremos cómo llegamos al pueblo.
Toca pues disfrutar del break, rodeados de balasto, buen momento para desprendernos de los pinchos que se han adherido como garrapatas a nuestros calcetines, y quitar un par de hiervas de las transmisiones de nuestras bike’s, ¡tan solo un par de hierbas!.
¡Marchando!; mi idea era subiros por la casa de la rica, pero el reloj dice que debemos dar media vuelta ya, no obstante os voy a pasear por un par de calles del pueblo … ya que estamos aquí.
Subimos por la calleja angosta junto a la taberna de Cortina hasta la plaza, para bajar a la zona de Toledillo y encaminarnos al pueblo ese que el Abuelo dice que yo no quiero pasar ¡gasta cojones!; pasamos todo lo rápido que se puede no sea que me salga algún sarpullido, que estamos en tiempos de alergia, y por las rápidas pistas llegamos en breve a Alcañizo, que cruzamos por el puente ¡ojo con los sillares bolardos!, pasando por la plaza y su pequeño mercadillo y buscando ya la periferia, para abandonar el pueblo por su cercana ermita.
El inevitable regreso por la apestosa zona junto a la vía del tren, los exigentes sube-bajas que como pullas caen sobre nuestros hombros y que tanto daño hacen ya a nuestras cansadas piernas, motor de fuerza en nuestras embarradas bike’s.
A poco la kilométrica pista llana que directos nos dejará en el pueblo que hay junto al nuestro, a buen ritmo, tan solo interrumpido por una llamada a Cuerpo y otra a Texinas, que ya tuvo que cortar porque pasaba el momento de conferencia.
Creo que nos pasó igual, entramos por San Polo, y pasamos a todos gas, sin mirar en las esquinas, sin cruzar palabra con nadie (creo que no tenemos ni el mismo idioma), y salimos victoriosos por el cruce que hay sobre la vía, junto al huerto del pavo real, que al ver la chulería de semejante pelotón, saco sus plumas a pasear – no vaya a ser que me limpien a mi pava –
Pasamos cerca de las yinitas del Abuelo, y llegamos al pueblo con unos 70 km en nuestras patas; no está mal, que a la vuelta de la esquina tenemos Guadalupe, y esta vez hemos hecho ensayo hasta en agua, por lo que pueda venir.
Los valientes que se enfrentaron al reto, llegaron victoriosos al pueblo, cumpliendo con el precepto semanal, eso sí, con barro y  mimetizados con el verde campo, que mañana disfrutaremos en buena jornada en la ermita de San Isidro.
En fin compañeros, como siempre, nos vemos en esta y otras muchas más, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!




lunes, 2 de mayo de 2016

RICOS DULCES EN LA NAVA



Tardía llega la crónica de la semana pasada, pero no me queda más opción que editarla, al menos por respeto – motivo fundamental – a los que en la ruta participaron y más, viendo que este fin de semana se ha llenado el campo de paquetitos y maletas, no vaya a ser que de lugar a malos entendidos.
Imagina; imaginad que este fin de semana os dais una vuelta por los cerros de Gamonal y os encontráis a una pandilla de – paketes – y maletas vestidos con un traje muy parecido al nuestro – cualquiera lo puede comprar, en China hacen réplicas de cualquier cosa – y enseguida la gente, mal piensa, mal interpreta … pues eso, sin más narices – por no decir otra cosa que empieza por co y termina como Indiana – tengo que escribir esta crónica.
El día de marras – como dicen los mayores – amanecía en la alameda, no sabíamos muy bien dónde ir, pero como siempre, con ganas de dar pedales, es más que suficiente, porque los que habitualmente y digo HABITUALMENTE salen los sábados – hasta ahora – no se conforman con levantarse temprano para ir hasta la garrapata y vuelta, o hasta Gamonal y vuelta – qué fuerza de voluntad, levantarse para no echar la ropa ni a la lavadora – en fin, lo dicho, que como ganas hay y rutas conocemos, pues … a la Nava mijmo
Salimos, y ya en la plaza hay que parar la primera vez para dar aire a la bici del Abuelo, recién reparada, aunque no hinchada … ¡coño perdonad!, los valientes salidos al evento … 3 de los Joaquis, Joaquinón, Largo-te y Cuerpo, además, asoma la gaita ¡Benito! Ooooohhh, bien-hallado, Megi-Jones – con la ITV pasada - & I. Venga, que seguimos … la idea es ir a que se coma una berlina Cuerpo a la Nava, que está de antojo.
Vamos por la culona – como siempre – y hacemos varias paradas – la cosa andaba tranquila – que si me hago pis, que si me lo vuelvo a hacer, total, tranquilos; tanto fue así que por el retrovisor vemos una figura ciclista intentando coger rueda – muy a su pesar – ¡ataviado como nosotros!, ¿quién puede ser? – nos preguntábamos con gran asombro, y con sorpresa en nuestros rostros y agradecimiento en el de Megi - ¡es Phineas! Ooooooh, bienvenido …
Bueno, la cosa cambia, vamos a intentar suavizar la ruta, en vez de subir por el camino junto al alto Amador, lo haremos por el siguiente, tratando de alcanzar Aldeanueva – por donde las gallinas – … yo que tenía pensado caerme – como siempre – aproveché la ocasión de ir el último, para hacerlo sin que me vieran, ya paso bastante vergüenza, con treinta y pocos y revolcao por el suelo siempre …
En breve, fotos bajando – cortesía de Largo-te – (se puede permitir el lujo), y Aldeanueva. Pasamos el pueblo, por donde siempre, junto a su gran iglesia, donde vemos gente pasear, con ¡bastones! aunque no fueran del Decathlon – pijos – basta con reciclar dos palos de fregona telescópicos – y si no se hacen con terraja rosca chapa – para disfrutar del running igual que algunos “profesionales”; nos encaminamos hacia la Nava, y al llegar al cruce de la cañada, tenemos los primeros abandonos – perdón, los únicos – aprovechando la conexión de la vertebra con la estación de pilas, Jones y Phineas nos dejan – ni caído del cielo le vino al de la orbea – casi sin darnos cuenta, con sigilo, con pies puntillas … ¡se piraron!; habrá que seguir.
Pasamos, como siempre, el puente de las cadenas, y por el encantador camino boscoso, casi de cuento de hadas, avanzamos hasta encontrar la – perenne – cuesta que no falla, punto donde empieza a estirarse el pelotón, y de nuevo la “larga” sube incluso haciendo ruedas – sobran cilindros – (será que nos volverá a fotografiar, yo por si acaso me atuso) … en lo alto, vista completa de la urbe Ricomalillera … y por la conocida NV-40 rodeamos el pueblo, con un último esfuerzo que apenas pesa gracias al aroma que desprende el horno de los manjares que allá se cuecen.
Parada obligada pues, unos tiran de frutas de temporada halladas ellas en los fondos de los bolsillos, soltaremos lastre, saliendo por la acristalada puerta y con la baba colgando, salen los golosones hermanos, dos con berlinas, recién hechas y más chocolateadas que de costumbre, el otro con un brazo de los de etnia … uff ¡qué pinta! más crema que un bote de NIVEA ¡incluso en el sobaco! rasurado para el evento que alrededor del manjar se iba a celebrar.
Una vez los buches llenos, vamos a repartir ruta, como últimamente ocurre desde que venimos aquí … el Abuelo, no escucha ni consejos ni atiende a contemplaciones, Benito que no anda mu católico, decide ir con él, y los demás volvemos por el mismo sitio, pero que conste, por no oír voces; lo que sí que nos pasó antes de arrancar, es que paró una DKV similar a la de los Chichos, con sus cantaoras y bailaoras, ataviadas con bata de lunares, floripondios en las cabelleras y morritos pintados … a levantar la moral al desgüace – dicen que iban – bendito sea el Señor, lo mismo además levantaaaaannnnnn – a alguno del tacatá - ¡ande las llevas!; bueno, no creo que el peligro llegara más allá, pues como todo gran grupo, llevaban – manager – que a remangue no hay quien le gane – excepto el novio de la hija –
Salimos pues como escopetas – no sin hacer los encargos para el café de las 16:00 – y cierto, ¡como escopetas!, ¿acaso se puede pasar por el camino de vuelta sin las pertinentes pecas que adornen nuestros uniformes? ¡pues no! … y así fue, tanto, que la media de la ruta al final de la jornada dio mucho mucho positivo.
En breve, de nuevo Aldeanueva, bajamos al pilón – de la canaleja joder – bebimos, hicimos más fotos, y …. ¡ande las llevas! … subimos por la complicada cuesta, para alcanzar de nuevo cota y bajar hasta el puente Amador ¡como flechas!, ¿los indios? uff, dos, uno mu Largo y uno mu chico, pero ¡indios!, a estas edades y bajando de esas maneras, coño se me olvidaba ¡autónomos! – esa sí que es gorda –
Llegamos al Amador, nos juntamos todos, en esta ruta hubo casi tantas variantes como individuos – que nadie se moleste – eso sí, después de la pareja de pilas, ningún abandono.
Pedaleamos por la culona a buen ritmo, a buen ritmo, hasta que en el horizonte vemos un grupo de figuritas amarillas – como de mazapán - ¡a por ellos!; se ponen los grandes de Joaqui a dar cera, los demás tan solo, pulir cera, no podía ser de otra manera, ¡hasta reventar!. Los adelantamos, numeroso pelotón era, ¡que se enganchan!, ¡más cera! ¿más? ¡pero si esto brilla mucho!, ¡más! hasta que se desenganchen … 29’s, decían algunos, poco habéis visto la centella del Abuelo que ha pasado a la misma velocidad y es 26 …
Ya solo nos quedó resuello para ver el final de meta con gran sprint a lo lejos de Largo-te – desde la barrera – y llegar al pueblo como pudimos, eso sí, fuimos a refrescar nuestros gaznates para quitar el polvo adherido de la jornada.
Bueno, pues como veis, es cierto que hubo salida, salida de grandes, salida de velocidad, hay veces que si no es porque no hacemos ruido pensaría que vamos en moto, aunque lo que sí que vamos  es ¡como motos!. También disfrutamos de la naturaleza, de la fotografía, del paisaje, del paisanaje, de la gastronomía – very important – etc …
Compañeros, os esperamos en esta, superando los 70 – no ir a Gamonal y volver – y otras muchas más, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!