Estamos en ferias, y como ferias que se
presten, sin agua no pueden pasar; Maldonado dice que el sábado podemos salir
tranquilos … veremos; lo que sí es cierto, es que los caminos a buen seguro estarán
llenos de agua y alguno de los integrantes del club, por causa de la feria no
saldrá, bien sea por trabajo, o por mojarse … en fin vamos a la tarea.
Esta
vez arranca el día en la alameda más bien tarde, son las nueve de la mañana y
ya ha amanecido hace rato, creo que esto lo deberíamos ir dando una vuelta,
porque sale Joaqui y … no quiero pensar como nos puede poner. Pues eso, en el
sitio de costumbre, estamos el Abuelo, Benito, Texinas, Cuerpo & I, bueno, también
esta Cabe que esta barriendo el corral y saca los recogedores de las flores que
caen del naranjo al contenedor, pero me da, que este no quiere venir con
nosotros … ala, a la tarea.
El
Abuelo quiere ir al pantano ¡pachasco!, intentaremos darlo un rodeo, en
principio, salimos por la plaza y por la avenida de San Miguel vamos a buscar
la carretera que nos sube a Gamonal para meternos de patas al campo.
De
Gamonal y ya por los tan queridos caminos vamos dirección Velada, o más bien,
los cordeles periféricos de Velada; como siempre bajamos por los caminos de las
grandes fincas, caminos repletos de agua, linderos de gran y pletórica vegetación,
que rebosa vida tras haber recibido el tan preciado oro que en forma de partículas
de H2O cae del cielo.
Seguimos
pues, entre grandes encinares, vacas, terneros y cigüeñas, avanzando por la
verde dehesa, sorteando las rodadas que algún apurado conductor ha dejado en el
camino, todo ello con pericia y equilibrio, que cada uno de los integrantes del
pelotón demuestra tener de sobra aprendido y practicado, incluso el Abuelo con
sus grandes avances consigue salir de tan duros atolladeros.
Llegamos
a los albores del Dehesón, el Dehesón del Encinar, y por su carreterita vamos
hacia La Corchuela, para llegar un poquito menos fuerte que la ultima vez, pero
también evitando distracción; esta vez anduvimos pendientes de ver fauna, la
fauna que vio el Abuelo, pero hoy no sale.
Avistamos
el pequeño núcleo urbano, antes, paramos a ver como viene de cargado el arroyo,
y nos hacemos fotos en su famosa pequeña ermita, para a poco cruzar el
pobladito, y seguir por la cañada a buscar las tierras cercanas a mi querido
pueblo.
El
Abuelo va y me suelta – la vuelta que nos
has metido por no entrar por el pueblo que hay junto al tuyo - ¡coño!,
encima que os enseño sitios nuevos, además, acaso me has enseñado tu a mi
Calera ... no digo más.
A
ver, vamos por la cañada, pasamos el amazonas, cruzamos las grandes granjas
cercanas a la carretera de las Ventas ¡ojo donde estamos!, vemos el cuchitril
de las rapaces, os llevo por el camino selvático del charco de la tinaja ¿qué
más quieres?, ¡joder esto es por innovar!, anda, vamos a comernos el break
junto a la vía del tren, ya veremos cómo llegamos al pueblo.
Toca
pues disfrutar del break, rodeados de balasto, buen momento para desprendernos
de los pinchos que se han adherido como garrapatas a nuestros calcetines, y
quitar un par de hiervas de las transmisiones de nuestras bike’s, ¡tan solo un
par de hierbas!.
¡Marchando!;
mi idea era subiros por la casa de la rica, pero el reloj dice que debemos dar
media vuelta ya, no obstante os voy a pasear por un par de calles del pueblo …
ya que estamos aquí.
Subimos
por la calleja angosta junto a la taberna de Cortina hasta la plaza, para bajar
a la zona de Toledillo y encaminarnos al pueblo ese que el Abuelo dice que yo
no quiero pasar ¡gasta cojones!; pasamos todo lo rápido que se puede no sea que
me salga algún sarpullido, que estamos en tiempos de alergia, y por las rápidas
pistas llegamos en breve a Alcañizo, que cruzamos por el puente ¡ojo con los
sillares bolardos!, pasando por la plaza y su pequeño mercadillo y buscando ya
la periferia, para abandonar el pueblo por su cercana ermita.
El
inevitable regreso por la apestosa zona junto a la vía del tren, los exigentes
sube-bajas que como pullas caen sobre nuestros hombros y que tanto daño hacen ya
a nuestras cansadas piernas, motor de fuerza en nuestras embarradas bike’s.
A
poco la kilométrica pista llana que directos nos dejará en el pueblo que hay
junto al nuestro, a buen ritmo, tan solo interrumpido por una llamada a Cuerpo
y otra a Texinas, que ya tuvo que cortar porque pasaba el momento de
conferencia.
Creo
que nos pasó igual, entramos por San Polo, y pasamos a todos gas, sin mirar en
las esquinas, sin cruzar palabra con nadie (creo que no tenemos ni el mismo
idioma), y salimos victoriosos por el cruce que hay sobre la vía, junto al
huerto del pavo real, que al ver la chulería de semejante pelotón, saco sus
plumas a pasear – no vaya a ser que me
limpien a mi pava –
Pasamos
cerca de las yinitas del Abuelo, y llegamos al pueblo con unos 70 km en
nuestras patas; no está mal, que a la vuelta de la esquina tenemos Guadalupe, y
esta vez hemos hecho ensayo hasta en agua, por lo que pueda venir.
Los
valientes que se enfrentaron al reto, llegaron victoriosos al pueblo,
cumpliendo con el precepto semanal, eso sí, con barro y mimetizados con el verde campo, que mañana
disfrutaremos en buena jornada en la ermita de San Isidro.
En
fin compañeros, como siempre, nos vemos en esta y otras muchas más, no sin
recordaros una vez más …
AL
ATAQUE!!!
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