Tadeo
se empeña en sorprendernos … ¡y lo consigue!, - que jodio. Eso sí se empeñó en
que el molino era del Montoya, y no era así, - que yo lo miré en el sinpac el marino soy como dice el abuelo
– se llama EL MOLINO CEBOLLETA.
En
el punto de reunión, dos de los Largos, el más antiguo – Largo-te – el más nuevo,
¡ojo! pero innovador – Tadeo – como no, y a primerísima hora – el abuelo –
Meji-Jones tiesto de arena y yo.
¡En
marcha!
Por
la plaza y la Avda. del Santo patrón, salimos dirección Gamonal, esta vez por
el carreterín, que hay que espabilar, larga ruta nos espera.
Ya
en Gamonal y por las piedras planas, subimos dirección Velada y desde el pueblo
BAJAMOS por San Berecoldo – guau - ¡qué marchita! hasta los arenales, y tomamos
en la V invertida la dirección de Parrillas.
Monteamos,
hacemos fotos y pises, vemos y disfrutamos de la fauna – como siempre – de la
flora, encinas centenarias y con las formas más curiosas que el natural
crecimiento se antoja perfilar.
Cruzamos
un gran charco, unos montados – como siempre – aun a riesgo de ser derribados y
ser el centro de atención de risas, comentarios y cachondeos ya para toda la
semana, incluso móviles en mano intentando inmortalizar los momentos de apuro
para los actores principales de la película – no comedia – otros, intentarán
pasar por alambrados, colgados como la ropa en el tendedero, incluso, después
de haber pasado, les prestamos nuestra ayuda para que no se mojen, poniendo
senderos de traviesa – aunque no pase el tren por aquí - ¡y encima te lo ponen
pegas! Hay que joderse.
Seguimos
dirección N, si hay algo encantador en este justo momento que caracteriza esta
ruta y que nos llama poderosamente la atención, es la cantidad de grullas que
vemos – cientos – y cantando como casi nunca habíamos oído, había tantas y se
las oía tanto, que llamaban la atención casi importunando las conversaciones
como queriendo dar a entender que estaban allí.
Hasta
un raposo vimos cuando nos dispusimos a cruzar el Guadyerbas, que esta vez se
deja cruzar montado, sin poner pie a tierra, digo ¡a agua!, menos mal.
Seguimos
dirección a la cañada Leonesa occidental, y antes de tomar una decisión,
guiados un poquito por intuición, por la ayuda del ganadero de los cabritillos –
muy amable, después de ver lo que nos vamos encontrando por todas partes,
intentando poner barreras al libre campo – y por nuestro afán anti-asfalto,
decidimos no ir a Parrillas (evitando la carretera) y nos vamos en dirección contraria,
encontrando el camino que nos dirigirá por la depuradora directos a Navalcan.
Dejamos
a un lado el embalse, la depuradora y cruzamos por la granja de las ovejas,
aparecemos junto al lugar – PÉSAME – y llegamos a la urbe; aquí Tadeo, por en
marcha en su celular a SINPAC EL MARINO
SOY que tras varias rampas – subidas – e inapreciables bajadas nos llevará
directo – bueno algún tropiezo hubo – hasta la misma orilla del río Tietar.
Creo
que las inapreciables bajadas no lo van a ser tanto cuando nuestras monturas
cambien de sentido, pero no es el momento, hay que disfrutar de lo que hemos
venido a ver.
Antes
de nada sacamos nuestras viandas – punto break – ya que las cosas se ven desde
otra perspectiva cuando nuestros – molinos – están en marcha.
Pues
sí ¡MOLINO CEBOLLETA!, llegamos, vimos, vencimos – veni, vidi, vici – y en bici
¡ande las llevas!; increíble construcción, y a orillas del caudaloso Tietar,
como llaman la atención sus ruidosos rápidos, y con la descripción desde otra perspectiva
que nos ofrece el abuelo – con su piragua - . Seguimos disfrutando, seguimos
investigando, y dando rienda a nuestra imaginación, veréis, vimos el molino
como construcción principal, vimos las construcciones aledañas, almacenes,
viviendas y los agujeros donde Montoya digo Cebolleta ponía los palos para
colocar la hamaca después de comer pa echarse la siesta. También vimos la
caseta del contador del agua, pero solo por fuera, porque la llave pa ver el
contador la tenía Viruta y se nos olvidó pedírsela. También comimos capirotes,
y por el hueco de la chimenea se nos apareció el espíritu de Montoya digo de
Cebolleta – puto corrector - .
Bueno
chicos, hay que darse la vuelta y esto es pa despacito, anecdótico, fijaros
bien como sería la tostá, que el Largo-te antes de arrancar puso ¡El platillo! –
la bici frunció el ceño en señal de sorpresa – y me dijo – sin calentones
majete que la cosa va a ser larga.
Como
siempre, subirse se subió, tanquis tronquis, pero se subió, difícil no era, el
terreno era abrupto pero de fácil agarre.
Poco
a poco y pedalada tras pedalada conseguimos llegar de nuevo a Navalcan y volver
sobre nuestros pasos hasta la cañada, sitio justo donde Largo-se se deja llevar
por nuestro siempre vivo afán explorador y comienza a abrir puertas y ventanas.
De
nuevo atravesamos campos de encinas, jarales impregnados del aroma desprendido
por el calentamiento de sol ya a esas horas. Cruzamos charcos ¿charcos? ¡coño
que los había que cubrían!, encima yo que soy de lo chico, voy el primero experimentando,
aunque no fui el único que se mojó ¿verdad Meji?, se le metió el agua en la
lata y se quedó sin escabeche; también el abuelo metió la pata y se le ensopó,
incluso llevando las botas de gotelé – ya
ves, me dijo a mi Leja que le olía la ropa a pescao o a ranas – y poco a poco
fuimos salvando más de esos grandes charcos, arroyos y comiendo kilómetros; a
poco y los famosos arenales de Velada, casi sin darnos cuenta - bueno todos no,
que Meji-Jones cegándose en la madre que parió al que se entretuvo en traer la
arena hasta aquí -, llegamos a San Berecoldo, pero ¡al revés! – igualito,
ahora, eso sí el Largo subió como un cohete – el subió como el cohete y yo casi
pego el peo arriba por intentar seguirle -. Velada. De nuevo mercadillo, y
algún pimiento, que ya vendemos pocos, la caja está vacía.
Dirección
Gamonal y bajamos – por dar gusto a todos – por el senderito que tanto nos
gusta entre piedras y coscojas.
Poco
más que contar, excepto que curiosamente el puente de la A-5, lo subimos más
rápido que lo bajamos, - se caga la perra – que perros y duros los Largos, y
que bajando la cuesta del canal casi pone los adornos de navidad el abuelo en
la especial.
La
ruta se puede, ¿qué digo?, ¡se debe! repetir, disfrutaréis de paisajes
alucinantes, y de la compañía - ¿qué decir de la compañía?, deseando estoy
volver a ver otra vez la numerosa piña que hasta ahora veníamos formando.
Animo
compañer@s, me despido de todos vosotros hasta la próxima, no sin recordaros
una vez más … AL ATAQUE!!!
Ruta
gravada por Largo-te: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8911500
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi señor, buena crónica. Pero cuidao con el cebolleta lo que le gustan.
ResponderEliminarPor cierto, el otro día me encontré con nuevos y DIVERTIDOS senderos entre encinas. Claro, que son nuevos para mi porque supongo que algunos de vosotros ya los conocéis, eso sí los conozcais o no, de una cosa seguro estoy, y es de que nos divertiremos.
Salí hacer una ruteja en principio normalita, y acabé sorprendido con el track, pues no imaginé que me llevaría por donde lo hizo.
Así que nada, alternando conocidos senderos y otros no tanto, cuando queráis nos divertimos.
Muy buena crónica. Gracias por publicarla, buen trabajo. Que mañana más buena echamos, nubes, sol, agua, barro, ríos, charcos, grullas, ciervos y sobre todo el molino allí estaba y allí nos presentamos, que difícil es llevar al abuelo a algun sitio que no conozca. Buenas magras y mucha arena. La compañía escasa pero muy grata. Otra a la que habrá que volver..... chavales empezar a salir ya, que no va haber tantos fines de semana en verano como rutas nuevas que conocemos... animaros. Un saludo y ¡ ¡ VAMOS MAQUINAS! !
ResponderEliminarTadeoooo tu sigue investigando y ya nos enseñas lo que descubras....