Fría y nublada arranca la mañana, pero ¡hasta de ánimos!, tan solo
cuatro feroces – bueno ya veremos – ciclistas asoman el VW a estas horas, por
abandonarnos lo ha hecho hasta ¡el Abuelo!, no se a este ritmo donde vamos a
llegar, porque chicos ¡estamos en febrero! ¿qué pasa con lo prometido?
Arrancamos
a la hora de últimamente, no queremos hacer nada exagerado, ya que esta tarde
son los desfiles de carnaval en el pueblo y queremos estar con nuestros
cachorr@s … como dice Pakito – es día de
estar en familia - ¡me meo!.
Estábamos
en el sitio de costumbre y dispuestos a dar pedales, nada más y nada menos que
Tadeo, Pakito, ¿Pakito? ¡si Pakito coño! – ya
veremos – Largo-te & I. Joaqui asoma la gaita a ver cómo anda el grupo,
tanta vergüenza le dio de lo que vio que
a punto estuvo de coger la bici rosa y venirse. Asoma también el Abuelo,
disfrazado de no sé qué y con la cámara de hacer retratos colgada del cogote. Esto
se está convirtiendo en … bueno, supongo que la gente irá cumpliendo sus
promesas, pero vamos ¡qué febrero ya ha empezado!
En
honor a er Viti que quiere enseñarnos una nueva manera de subir a la
Pueblanueva – a ver que se inventa este malaje – decidimos ir a otro sitio.
Pues
nada, nos dirigimos a paso tortuga hasta la vecina Calera y vamos por la vía
comiendo kilómetros – a paso tortuga –
Pakito amaga con echar la tralla y aflojamos, llegamos al arco y bajamos a la
carretera, para dirigirnos por la primera pista a Canturias, punto justo (en la
entrada de la pista, no vayáis a creer …) donde el desodorante deja de
funcionar y nos abandona junto con Pakito, nos cuenta: - mi intención es llegar para cuando repartan esta tarde los bizcochos
con el chocolate … pues anda majete, lleves tanta paz como dejas.
Seguimos
pues, ahora tenemos una parte bastante interesante, como la mayoría conocéis, bajamos
por la pista hasta la orilla del Tajo, a buena velocidad, la pendiente y el
estado del camino – perfecto – animan
a coger velocidad a nuestras bike’s, nada que hacer, las damos permiso.
Pasamos
por un túnel formado por una gran serie de almendros colocados en ambas orillas
del camino y totalmente en flor, el ambiente no puede ser mejor para nuestros sentidos,
buena mañana para disfrutar – ya se han
calentado las piernas – buen olor, estupendo color, a orilla del Tajo con
esa sensación de paz gracias a la planicie que forman las tranquilas aguas
embalsadas en este punto ¿se puede pedir más?
Quizá
más no se puede pedir, pero más llegará, a la vuelta de varios cientos de
metros llegan las primeras magras, y tras estas otras y ¡muchas más!. Subimos
hasta el hotel – ¿ande andará Chechu?, a este se le acabó la leña y salió
corriendo, y desde aquí comienzan de nuevo las magras hasta alcanzar la
altitud, que junto a los cortados que desembocan en el Tajo nos dejan las
impresionantes vistas, limpias hasta la sierra de Gredos que nos separa de la
meseta norte.
Seguimos
subiendo y al fin ¡bajando!, fuerte bajada hasta Las Herencias, que casi antes
de llegar ya hemos pasado, no paramos ni al nuestro imperdonable break. Avanzamos
contra a nuestros principios por la carretera hasta los secaderos de la curva,
punto donde nos abandona Tadeo – por causas
ajenas a su voluntad – nosotros seguimos. La intención es al menos subir
hasta las fincas de Mecachón y luego ya volver.
Pues
nada, pasamos el arroyo y la desordenada urbanización de los Frailes, con su increíble
mal parido hormigonado de calles, y llegamos al puente que cruzamos por sus
bajos dejando de lado el peligro de la nacional N-502.
Al
comienzo del ascenso nos encontramos a un simpático paseante, que como a
novatos nos advierte del calentón que nos vamos a pegar hasta que lleguemos a
la parte alta – como si no lo supiéramos
– hasta luego amigo – aquello que de dónde
venimos lo hacemos fríos, al menos yo – en fin agachamos las orejas y a
buen ritmito aunque no dejando de disfrutar de lo que la vista nos ofrece
subimos hasta el punto de bifurcación de rutas.
¿Hacemos
pis?, ¿hacemos break?, poco comentario, un par de suposiciones, un par de cómplices
miradas y … ¡adelante! ¿quién dijo miedo?
Hasta
El Membrillo pues, sube-bajas ¡fuertes!, disfrutando de la velocidad que el
aire deja sentir en nuestra cara, saltando arroyos; la cosa se calma,
observamos los yubas que esta vez están al revés – a nuestra izquierda – y seguimos, hasta que llegamos al pueblo, El
Membrillo.
Tardamos
poco en entrar y menos en salir, escuetita vertebra que separa al pueblo, y que
suponemos que por temperatura no deja salir a ningún vecino a la puerta a ver
que llega de nuevo por esos andurriales.
Pues
eso, nada más salir y en todos los dientes, súper-magra que sube hasta la raña
pasando junto a la antena repetidora y al curioso vértice geodésico con terraza
incorporada, que esta vez no paramos a visitar.
Ya
con la altitud alcanzada, a buen ritmo llegamos al camino que viene de la
Fresneda y va a Talavera, ¡a por él pues!; más y mejor ritmo, incluso
sorprendido, tanto él como nosotros cruzó un majestuoso ciervo con pecho
estirado y con chulería, como tan solo ellos saben cuando los asesinos de los
ojos oscuros no les persiguen, sabía que éramos gente de paz, por el gesto de
nuestras caras al verle.
Siguen
los kilómetros en un camino poco rodado, nada mantenido, kilómetros y más
kilómetros pues, y tras pasa el desvío de la carretera de la Pueblanueva,
salimos del camino para pasar de nuevo por el alto vértice geodésico junto a
varios caseríos que nos cortan el paso – CAMINOS
PARTICULARES – (joder se está llenando el campo de carteles de este típo
¿será una moda?).
Fuerte
bajada que nos conduce por una senda entre los pinos de las estibaciones del
cerro negro, para terminar en una vereda que directa nos mete en el Barrio de
Sta. María.
Por
las traseras de los conocidos almacenes de materiales en Talavera, entramos en
el puente viejo, para en un pis pas cruzarle, y por la habilitada pista ¡DE
CICLISTAS COÑO! a la orilla opuesta del Tajo, salimos de la ciudad de la
cerámica tratando de buscar la dirección que nos llevará a nuestro querido
pueblo.
Puestos
en faena, y sin problemas de llegada ni nada por el estilo, ¿podemos en revesar
más el asunto? ¿Por qué no?
Junto
a la pequeña central entramos en la vereda, ¡oooooooo! – sobran las palabras – que al puente de la circunvalación nos lleva
y desde aquí por el camino de los barros buscamos las parcelas ya en zona
amiga.
Pasamos
por la de Joaqui, y cerca de la parcelita de esparcimiento de verano de la
costilla de Joaquinón, saltamos el apestoso desagüe – que nadie diga lo contrario, porque lo vimos y lo olimos – para en
breve llegar al cordel y desde aquí directos al pueblo.
Nos
fuimos a tomar unas gordas, y se unió Megi-Jones, que nos convidó a alguna, muy
musicalmente ella.
Nada
chicos, nos encasquetamos nada más y nada menos que por encima de los setenta
kilométros. Mereció la pena, y disfrutamos como enanos. Dicho está todo,
esperemos que las promesas febreriles lleguen, pues eso, en febrero.
Hasta
entonces me despido, no sin recordaros una vez más …
AL
ATAQUE!!!
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ResponderEliminarCierto!!! Cierto es que disfrutamos como enanos, la mañana un poco gris, pero ya nos encargamos nosotros de animarla y animarnos.... Mil metritos de desnivel acumulado y nos quedo pendiente subir el cerro la mesa, cuando estemos todos la repetimos y rematamos la faena!!!
ResponderEliminarUna pena la retirada de Paco tan pronto, Tadeo se dio un buen calentón para llegar en hora, pero creo que se quedo con ganas de más. Como están los caminos y como esta la fauna, no pasa un sábado sin que veamos algún ciervaco. Bueno chavales estamos en Febrero...... Y cada vez salimos menos ¡venga animaros! Un saludo y ¡¡VAMOS MÁQUINAS!!
Unas palabrillas para agradecer el esfuerzo al cronista. Esta que hubo bici me la perdí a mi me lleváis de senderismo. Así no cojo la forma. A ver si para este sábado puedo estar aunque ando lesionado. Veremos.
ResponderEliminarNos vemos en la ruta.
No olvidéis vitaminaros y supermineralizaros.
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ResponderEliminarQue bien explicao to , hay que joderse!. Si me emociono y to. Pues nada q yo vuelvo en febrero, chavales ,nos vemos en el parque
ResponderEliminarUna pena no acompañaros hasta el final, aunque en verdad igual me arrepentí un poco de haberos hecho caso para poder pedalear un poquillo en condiciones. Y es que, menos mal que las obligaciones y el conocimiento se impusieron al desconocimiento y al hobby, porque si me sigo haciendo caso igual tienen que ir a recogerme en carretilla.
ResponderEliminarBuena rutita, aunque con prisas. Y buen apretón desde las Herencias el que me tuve que dar, para intentar estar a tiempo en casa, que aún así no pude evitar retrasarme, aunque poco.