En conversación durante anteriores salidas, el pequeño de los Rincones
me contaba, que su hermano el mayor – sí, el de la luz en la jeta – no había
ido a Montesclaros por Parrillas y …
-
¿Cuál es
el problema? … ¡venga, a Montesclaros!
Esta vez somos alguno menos que
en la pasada edición, unos por trabajo, otros por asuntos personales – no se
dan cuenta que se están acabando los días, el convenio no da más de sí – y
otros por celebraciones familiares, total 4 monos … pero ¡qué monos!, más bien
¡gorilas!
Pues sí señor, estábamos en la
alameda – sitio de costumbre – nada más y nada menos que los hermanos Rincón,
el Abuelo & I … espera, y el chintófano, hoy es protagonista principal, os
lo garantizo.
Una vez hechas las presentaciones,
miramos al cielo, nos chupamos el dedo – eso hacen los entendidos, yo no sé
para qué sirve, pero por si acaso lo hago – total, la idea es clara y el
chintófano lo tiene super-claro, nosotros haremos lo que nos diga, no se puede
andar improvisando.
Salimos dirección Gamonal, ya en
la subida del canal, empiezan los rezos y suspiros, incluso hubo quien ya daba
por cumplido el día y se quería dar la vuelta; llegamos a Gamonal, cruzamos el
pueblo y subimos por las vereditas hacia Velada, que también lo cruzamos en un
visto y no visto, pero vendiendo ¡pimientos! que hace mucho que no tocaba.
Comenzamos la rápida bajada de
San Berecolco buscando los arenales del baldío y avanzando nos vamos adentrando
ya en el espeso encinar, que a la orilla del seco Guadyerbas nos conducirá y
que por respeto pasaremos por el hormigonado paso, aunque no sea necesario, tan
solo una pequeña lucha con el arenero nos pondrá la minúscula resistencia de
este singular paso.
Seguimos avanzando abriendo y
cerrando cancelas, alambradas, cruzándonos con ganados, ganaderos, y a poco nos
sale de un exhausto charco repleto de carpas agonizando, una garza negra
asustada, con el buche lleno gracias al festín que el mencionado abrevadero la
está obsequiando.
Salimos del primer encinar para
entrar en Parrillas, no nos podemos entretener, tan solo el Abuelo, será el
encargado de hacer unas fotos a las cigüeñas que están encima del silo blanco
del moderno molino parrillano. La entrada y salida del pueblo, también la
hacemos casi sin parada, puesto que el terreno que nos queda por andar – ciclar
– es mucho y además duro.
Avanzamos por tanto dirección N y
todo va picando hacia arriba, incluso después de los falsos llanos, ya las
picaduras más que … de mosquitos son … de
avispas, puesto que el terreno se inclina en contra nuestra con duros
porcentajes, todo ello hasta que rápido bajamos hasta la altura del boquerón,
donde vemos a un compañero de nuestros queridos Rincones con un cacho camión
(por esos caminos) lleno de paja para los ganados que por allí subsisten.
Cruzamos – una vez más, aunque en
esta ocasión en otro PK – la N-502 para adentrarnos de nuevo en la espesura el
encinar mediterráneo buscando la pequeña y escondida aldea. Seguimos en la
provincia de Toledo pero con un pié en Ávila, no obstante, hoy no vamos de
conquista, aunque el mayor de los Rincones parece satisfecho con la ruta que le
habíamos preparado.
Pasamos la aldea y vemos a un
ganadero con su hijo, colocando un gran cencerro a la vaca con más experiencia
del rebaño, y que sabia conducirá al resto de compañeras en la veraniega
trashumancia buscando mejores pastos, hasta que la vejez haga pasar el testigo,
a las que curiosas miraban semejante acción y que por nosotros – bueno, por el
Abuelo – fueron retratadas.
Seguimos adelante, buscamos
Montesclaros, todo ello entre encinas, a orillas de los secos cauces de
pequeños arroyos, caminos prácticamente borrados, casi en desuso, y tan solo
transitados en ocasiones por nuestras respetables bike’s.
En breve llegamos al pueblo,
damos una vuelta a la iglesia – literalmente – y nos acercamos al zoco, donde
el Sabbat mercadillo nos recibe amable; tanto como la señora – que conocía al
Abuelo – nos sacó unas frescas manyorcas con unas aceitunitas y unos
boqueroncitos ricos ricos. Nos deleitamos incluso con un desfile de ¡moda! que
atónitos nos deja, cierto es que este pueblo puso a la diosa Cibeles en todo el
centro de España, pero ¿qué llegue aquí la moda antes incluso que a Talavera? …
perplejos.
Salimos buscando nuestro regreso,
por el camino ya conocido, incluso vimos el sitio donde el Abuelo en cierta
ocasión vació los bolsillos. Nos caen unas gotitas de agua, el día es
espectacular para montar en bici, no hace ni pizca de calor – más bien
agradable, cosa que al pequeño de los Rincones, era ya para entretiempo –
Lo que queda de ruta, es camino
conocido, como he dicho, o más bien ¡desconocido!; la vereda estaba
prácticamente perdida, en ocasiones la hierba no nos dejaba pedalear, las
zarzas cariñosas incluso abrazaron al mayor de los Rincones, haciendo que este
perdiera el equilibrio y se abalanzara sobre ellas.
Piedras, cantos, fauna ¡pedazo
lagarto!, y cuando pensábamos que la más grande zarza nos iba a detener,
resulta que alguien antes ha pasado y ha puesto orden en el camino que a punto
estábamos de perder, para hacer que en breve de nuevo tengamos que cruzar el
seco – como no podía ser menos – Guadyerbas – este tiene que ser primo hermano
de canchollas –.
Ya en la cañada y con decisión al
unísono nos encaminamos a la dura mata-mulas, que el pequeño de los Rincones,
nos explica sabiamente el por del nombre – ni p..o caso – y el mayor hace la
táctica de subida … ¿Cómo terminará esto?
El Abuelo impone un ritmo –
Contador – que no hay forma de seguir, este tío tiene unas patas que estrujan
las bielas hasta el punto de hacer polvo hasta subiendo. Y subir, y subir para
alcanzar Mejorada.
De Mejorada rápidos, raudos,
valientes a Gamonal, y de Gamonal al pueblo.
¡Vaya ruta!, ¡Vaya compañía!,
solo faltó abundancia en el pelotón, pero bueno, espero que la pronta
incorporación a filas de nuevos – viejos conocidos – integrantes.
Os esperamos como no con los
brazos abiertos, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!
En esta me la perdí, pero cono la conozco y con la crónica como si hubiera estado. Buena cronica y buena ruta, a seguir dandole al pedal cavales. ¡¡VAMOS. .........!!
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