Así
comenzaba el día – guaseando -, y es
que las retiradas y la idea preconcebida de lo que íbamos a perpetrar en la
dura jornada que nos esperaba …
¡Qué
llueva! ¡qué llueva!
Nos
vamos a las Cuevas
La
torda, no se levanta
La
Ford Scott, se espanta
La
Mérida, f..la mientras canta.
¡qué
sí!, ¡qué no!
Que
caiga un chaparrón
Encima
de la treck de Mejillón.
Pues
nada, al grito de ¡ya! todos en la alameda, sitio y hora de costumbre. Estábamos,
nada más y nada menos: Largo-te, con sus deberes más que hechos, sus
incursiones en el wiki y la dedicación a deshoras en el empapamiento
chintofanero, hacen que cada ruta tenga sus novedades y no deje a nadie, al
menos, sorprendido, empezando incluso aun compartiendo su conocimiento, por un
servidor; estaba Benito, Po-Cholo, Texinas, Meji-Jones, Cuerpo y Tadeo-Jones
con la otra Ford Scott reparada pero floja, gracias a que mi bonito infla ya
estaba a punto, y se nota, bonito y bueno.
Arrancamos,
rara vuelta dimos, pero como hay que salir por el zoco, pues dicho y hecho.
Pasamos por la puerta de Sarte, por la plaza y cogemos la calle de Meji-Jones,
buscando de nuevo la parte norte de la alameda, que dará salida a la expedición
en busca del camino que sube a la ermita y desde esta a la carretera – vamos
ganando quitando asfalto –.
Desde
aquí, hasta Gamonal, pero antes de entrar, y gracias a los nocturnos
conocimientos de la zona por Tadeo, nos hará circunvalar el pueblo por senderos
herbáceos y llegar casi sin darnos cuenta a Velada.
Desde
aquí rápida bajada por San Berecoldo para buscar los baldíos velainos, que en
breve nos harán cambiar totalmente el paisaje.
Las
salpicadas centenarias encinas nos harán entrar poco a poco en el espesa dehesa
buscando el curso del Guadyerbas, esta vez, los hermanos Largo-te y Tadeo, se
encargarán de hacernos cruzar por un desconocido – poco atractivo – puente,
pero cuyo entorno aun sin descubrir – al menos por nosotros – nos dejaran si
cabe, boquiabiertos; el casi virginal paisaje, mezclado con el atractivo a
media luz nublado día, y el canto de las aves libres imperturbables, hacen un
conglomerado perfecto, que solo los sentidos de los más agraciados pueden
disfrutar, es este el caso del numeroso grupo compuesto por los aventurados
salientes hoy.
Pero
afortunadamente debemos continuar, y seguir conociendo, no nos podemos
estancar, y continuamos, y llegamos a la cañada cercana al pantano; que
directos nos conducirá por un nuevo camino a la vecina Parrillas.
Llegar
y pasar fue el pueblo, y al salir, comienzan las suaves pero exigentes
pendientes, pendientes que templaran la temperatura en nuestras piernas y que
poco a poco, entre encinas, retamas y jaras nos harán llegar al vértice
geodésico – con lección incluida – justo punto en el que empieza la fuerte
bajada que nos conducirá al nivel más bajo de la ruta.
Tras
la cauta e insegura bajada, a causa de una avería, llegamos a la orilla del Tiétar,
a su punto de cruce, pues aun habiéndose juntado a pocos metros las aguas del
Ramacastañas, http://youtu.be/aKEMvnGrN9w la corriente nos permite una tregua dejándonos
pasar, y ya son pocos los metros que nos separaran de la boca bajada a la
cueva.
Subimos
hasta el punto con nuestras monturas, lo merecen, y gracias a la simpatía de
los allí presentes, conseguimos – metiendo tripa – hacernos todos juntos la
foto de rigor y buscar el sitio ansiado para la perfecta ejecución de nuestro
break.
Súplicas
al cielo, pues ayuda es precisamente lo que vamos a necesitar para emplearnos a
fondo en nuestra vuelta.
Cruzamos
de nuevo el Tiétar en el mismo punto, y poco a poco empezamos a calentar las
piernas. La vanguardia de la expedición llega al caserío de la finca cercana,
punto donde bifurca la ruta, y se encuentran al granjero – busca esposa – con
sus 4 coñac, las visiones de un ingeniero de caminos, y su experiencia en horas
de vuelo en – alicotero – <no sé qué aparato será ese>; es igual,
nosotros y en contra a sus predicciones, tenemos que continuar.
Comenzamos,
y textual, comenzamos la larga subida, suave al principio, dura al final, sube
que te sube, conforme aumentaban los metros, aumentaban también los dígitos en
el porcentaje rozando en alguna ocasión la veintena, esta vez con el ritmo más
aeróbico, pues no está el abuelo para imponernos la disciplina y hacernos la lijá de la última vez. Pero como todo lo
que empieza, pues tiene su final, metros y más metros … coronamos.
Seguimos
avanzando, por caminos de sobra conocidos, y en ocasiones por la ruta de las
aves llegamos a gran velocidad a Navalcán. Llegamos, salimos, nos calentamos, -
ya sabemos quienes imponen ritmo y ponen los puntos de nuevo en su sitio -, y
tras el calentón, Navalcán, perdón ¿he dicho Navalcán? ¡qué confusión! no sé ni
donde estoy. Bueno pues campo a través,
y adelante, Bertolini de Cirilo, Parrillas, ¡estamos de boda! ¡vivan los
novios! ¡pimientos!
De
nuevo, entrar y salir, estamos rozando el zenit del sábado y hay que espabilar.
Salimos por tanto de Parrillas, esta vez por donde solemos entrar, buscando de
nuevo la cañada y a su vez la granja de las cabras.
Desde
allí rápidamente, avanzamos por el camino que tan rápido nos lleva que nos hace
de nuevo patinar – no, patinar es mañana – ahora es pedalear, y salir del
embrollo, ya sea avanzando saltando regueras, bajo las encinas o pisando hierba,
o incluso saltando alambradas, o abriendo puertas que llevan meses o años sin
abrirse – que viene que viene -. Y en breve de nuevo … el Guadyerbas, pero esta
vez donde costumbre. Lo cruzamos, unos a pie, otros andando y otros a la
montura buscando el revolcando.
Seguimos,
cruzando de nuevo puertas, de nuevo viejas masías invisibles a la vista de
cualquiera. Y poco a poco avanzando en sentido contrario, empezamos a despejar
el terreno, empezamos a ver más salpicadas las encinas, y poco a poco incluso
perderlas. Hasta que alcanzamos de nuevo los llanos, y lo que tememos, muy en
breve San Berecoldo, pero esta vez al revés, recordando a nuestras cansadas
piernas – esto en primera persona, perdón – que no podemos bajar la guardia …
en breve, Velada.
De
Velada a Gamonal, haciendo honor a la canción cantada en la mañana, ya solo
faltaba cumplir la última – que caiga un chaparrón encima de la treck de
Mejillón - ¡y cayó!, encima de la treck de Mejillón, y encima de las que le
iban acompañando, y nos empapamos, nosotros y ellas.
Pero
llegamos a Gamonal, y bajamos por donde mola – eh Benito – como nos busca el
Largo, aun lloviendo y con las piedras mojadas, y cruzamos Gamonal, y llegamos
al pueblo, con lo justo, sin sprints ni tirones, bajando de nuevo por la ermita
y cruzando la vía cerca de la nave de Patavia.
¡Qué
lujo de ruta!, creo que los que no la conocían quedarán conformes, que nos lo
comenten. Creo que mereció la pena, como merecerá repetirla con los que no
estuvieron.
Agradezco
una vez más al chintofanero su dedicación, gracias a esto, tenemos esas
constantes novedades en nuestras rutas … y en breve continuaremos, estamos
llenos de retos y proyectos.
Hasta
la próxima compañer@s, nos veremos no sin recordaros una vez más …
AL
ATAQUE!!!
Un conglomerado perfecto.... dice el señor Editor..jejeje. Y trabajito nos lleva intentar sorprenderos con nuevos caminos, aun así a veces lo conseguimos. Que buena mañana nos hizo y que bien la aprovechamos, habrá que volver para enseñar esta bonita ruta a los que no vinieron(en la próxima intentaremos no despistarnos) 82,5km y no pasamos frío, como se ponen las piernas en la subida del tietar a Navalcan. Una pena no llegar a las gordas pero todo no puede ser... nos las tomaremos este sabado y con tapa. Y este es mi comentario.... vega hacer el esfuerzo de comentar el EDITOR hace el esfuerzo de publicar y se merece el comentario. Venga chavales Guadalupe esta cocinandose y hay que ponerse a tono para disfrutar de ese día. Un saludo y ¡¡ VAMOS MÁQUINAS!!
ResponderEliminarUn orgasmo ciclistico q maravilla de ruta q bonita la naturaleza . Buena charla sr editor jjjjj
ResponderEliminarFelicidades al editor y al realizador. Muy buena la crónica, al igual que todas las demás. Muy buena ruta desconocida, en parte para mí. Buenas mañana la que echamos con unos cuantos kilómetros rodados.
ResponderEliminarFelicidades al editor y al realizador. Muy buena la crónica, al igual que todas las demás. Muy buena ruta desconocida, en parte para mí. Buenas mañana la que echamos con unos cuantos kilómetros rodados.
ResponderEliminarOtra más que siempre me pierdo. Es lo que toca. Volveré.
ResponderEliminarAgradecimientos a los de siempre. Aquellos que mantienen vivo esto.
Saludos