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miércoles, 15 de julio de 2015

DUATLON EN ALCAUDETE


El – guasa – estaba muuuuuuy parado, tan solo tres mantenían una conversación ciclo-coherente; bastó con aproximarse, a tan solo unas pocas horas antes, para tener ya alguna que otra confirmación; el resto, para bien o para mal, permanecía mudo.

En la alameda pues, tempranito, como mandan nuestros mayores – con la fresca – aunque no tanto como Joaqui, estábamos, Largo-te, ¡el mayor de los Rincones!, guau, Torres – recién salido de los muelles – er Viti – amamantado – Meji-Jones, and I.

Salimos pues, por la parte S del pueblo y por el cordel cogemos enseguida la culona, - últimamente va la cosa de culona, y en breve tendremos la nocturna, con lo cual, más – en fin, los caminos están para disfrutarlos.

Vamos al punto negativo del día, y es que si queremos explorar, investigar, debemos acortar. Bajamos del arco a la carretera, cruzamos el Tajo, aquí en la parte más baja y coronamos para dejarnos caer en el mortirolo. En vez de coger el camino del regulage a orillas del Gévalo, decidimos ir un poco más allá, investigando un nuevo camino que igual, nos llevará a Belvis, acompañados, en sus primeras rampas por dos nuevos disfrutantes – con otra idea de camino – y que no se escaparán sin la lección aprendida sobre la historia neolítica.

Llegamos a las cercanías de Belvis, donde el camino confluye con la pista de subida del Gévalo, con el camino que viene de Aldeanueva pasando por el Tamujar, y dirigiéndonos, esta vez por la parte S, hasta Alcaudete.

Anchuroso camino – cordel – con pequeñas rampas, algo de sube baja, y mantenido tan solo por el ganado que por el transita, en breve llegamos al punto, donde los mecanizados arados y el fuerte peralte han hecho desaparecer hasta un pequeño sendero – que es lo que necesitamos ¡nada más! – para poder seguir nuestra marcha sobre nuestras burras. No hay problema, de una forma u otra encontraremos salida a este pequeño percance.

Siguen los sube bajas, rápidos senderos, y fuerte bajada junto a Cambalache que entre quard y caballos nos llevará hasta Alcaudete. Pero el break no se hace aquí.

Continuamos, cruzamos la tambaleante pasarela que de nuevo cruza el Gévalo, para coger un pequeño camino, que arriba arriba, y siguiendo las indicaciones de un parcelero muy amable, que nos ofrece su apetitosa alberca para refrescar nuestros bodys, llegamos al punto meta de investigación del día, no sin que antes Jones llene de polvo el camino como un rebaño de 500 ovejas.

Entre senderos, rodeados de por las sombras de una alameda y con el aroma del frescor de un río cercano, avanzamos, por un lado centenarios árboles, por otro cortados de más de 50 metros de altura, eso sí, escalados ya por otros que antes aquí estuvieron, llegamos a la construcción semi-derruida y acosada por vándalos, que tiene la forma de lo que veníamos buscando – un molino –, a orillas del Gévalo, pero ¿quién iba a imaginar que esto estaba aquí?. El paisaje, es semejante a las ya conocidas gargantas de los vecinos pueblos de la sierra de Gredos; agua corriente en pequeñas charcas, cristalina, de hecho, y para no dar más vueltas … hubo chapuzón. Y es que ¿quién dijo que no nos atreveríamos con un duatlón? … mejor ver.

Disfrutamos de las vistas, disfrutamos de la naturaleza, disfrutamos del momento, nos bañamos, curamos nuestras heridas … y continuamos.

Llegamos de nuevo a Alcaudete, con nuestras burras, cargamos nuestros bidones de agua y continuamos la marcha, que aún queda.

La temperatura ya estaba en los 40, las chicharras nos cantaban al paso, pero desde la sombra, y con cantimplora para refrescarse. Duras subidas, descansadas bajadas, y no en muy breve – que largo – El Membrillo. Pequeña parara para juntarnos, agua, avispas y continuamos.

Viendo el esfuerzo, el nivel de nuestras flojas piernas, las duras temperaturas, decidimos acortar – más bien rebajar dureza – por la bajada al arroyo de los Frailes – cerca de las Herencias – y por los llanos de las graveras intentar alcanzar lo antes posible el nuevo puente que sin llegar a Talavera, nos hará aproximar ya a la meta definitiva.

El revoltijo que han hecho junto a la carretera, ha hecho aflorar a la superficie cientos de enemigos – de nuestras ruedas – que harán tropezada y muy pausada la llegada al pueblo. Cambios de cámara, hinchado de ruedas, sin fuerzas y a altas temperaturas, hace que nuestra llegada ande cercana a las 14:00 horas.

Cierto es, que la entrada como siempre triunfal en el pueblo, nos llevó directos a refrescar nuestras sedientas gargantas a base de gorda sobre gorda.

Ruta repetible, y aconsejable; ¿en otro tiempo?, pues si para que no haga tanto calor, o pues no para que nos podamos bañar. En fin, el criterio tan variable como opiniones de los que el día que queramos volverla a hacer salgamos.

Se acerca la nocturna que año a año venimos repitiendo con los que deseen acompañarnos.

Espero veros pronto en esta y muchas más, no sin recordaros una vez más …

AL ATAQUE!!!





2 comentarios:

  1. Hola chavales... que cerquita teniamos "El molino Riscal" y no lo habíamos visitado aun. Que buen rato echamos allí y que chapuzon se pegaron algunos y despues dectanto descanso y el chapuzon que larga se nos hizo la vuelta y que calurosa, llegamos como los melones ""asolanaos"" ufff que calor, habrá que volver a mostraros el nuevo descubrimiento. Ya llega la nocturna y habrá que organizarlo un poquito mejor que el año pasado asique prepararos, listos, y al lio. Un saludo y ¡¡VAMOS MÁQUINAS!!

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