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martes, 19 de junio de 2018

NACIMIENTO DEL RIO USO


Sí que es cierto, sí. La verdad es que está esto un pelín abandonado, no puedo prometer nada, las ocupaciones de cada cual, nos hacen incumplir promesas en esta ajetreada y estresante vida … pero es lo que hemos elegido.

La primavera se está alargando, y es cierto que hasta el 40 de mayo, eso, que esta ha salido guerrera, cosa que por otro lado es de agradecer, ya que no creo que fuéramos capaces de aguantar un verano como el pasado con la sequía que se pronosticaba.

El Club, no ha dejado de andar “montar”, hemos estado durante esta dura primavera y desde que inició el año, en …

-          Sotillo … en varias ocasiones ¡doy fe!



 

-          Por mis tierras


 

-          Parrillas


 

-          Belvis … en varias ocasiones



 

-          Los Enebros, que tanto nos gustan, incluso encontrando nuevas vías de escape y lugares de baño; en el Marrupejo y sus molinos




 

 

-          Nos hemos relajado, dando una simple vueltecita por la vía, que en muy raras veces también apetece


 

 

Pero también, hemos hecho nuevos descubrimientos … aquí os presento el último y que una vez más nos ha hecho disfrutar como niños.

 

La semana pasada salíamos por la zona de Sotillo, y en los sube-bajas visitando, unos por primera vez, y otros repitiendo las zahúrdas tan exclusivas como las que nos encontramos en la Cañada Real Leonesa – Cordel de las Merinas, antigua autovía de ganados, mercaderes … decidimos que no podía pasar de esta salida, sábado día 16, para ir a investigar nuevos hitos.

Nos ponemos en marcha, esta vez con furgoneta, hasta la vecina y cercana Aldeanueva de Barbarroya, punto de inicio y fin de ruta.

Ya en marcha vari@s son los paisan@s que nos encontramos en las calles que atravesamos y que con buenas intenciones nos animan ¡qué emoción!, no conocemos estas calles a estas matutinas horas, la sombra se agradece y se muestra bastante fresca, aunque es de sobra sabido que el día pinta caluroso, las predicciones meteorológicas no fallaran.

La intención es estar en ¡un cuarto de hora! en la Nava, o al menos eso ha dicho Largo-te … uff ¡las presentaciones! – coño la falta de costumbre ya – estábamos los animosos hermanos Rincón – Phineas y Ferb – El Abuelo, Largo-te como he dicho, y el presente … pocos, pero bien avenidos, supongo que la envidia que despierte esta ruta, haga que el grupo poco a poco se vaya animando.

Lo dicho, tras andar el conocido camino dirección a la Nava, con las lecciones del mayor de los Rincones en cuanto a naturaleza se refiere – que sabe un rato – observando el juego de sombras que nos ofrece el amanecer en la vertiente opuesta a la corriente del Uso – al que vamos buscando – y tras la magra, que a pesar de las horas, no cambia, ni de porcentaje ni de dureza, llegamos al pueblo.

Le atravesamos, esta vez sin la deliciosa y ya costumbrista parada, por toda la plaza, y por la calle de la solana, que directos nos llevara al camino de la fuente del mismo nombre, y como anuncia el cartel que allí la describe, importante punto de reunión donde se contaban las historias de aquellos días, allá, desde los inicios del siglo XX. Hacemos parada, como no puede ser menos, disfrutamos de la bonita y recuperada arquitectura del lugar, con una corriente fuentecita y su fresquita agua. Fotos del edificio, fotos de la cercana flora, fotos de los intrépidos visitantes … pero hay que seguir la marcha, esto no ha hecho nada más que empezar.

Seguimos por la falda de la sierra de Sevilleja, vamos dejando a nuestras espaldas, el Mogorro y sus altas antenas, ¡la conquista sigue adelante!; el sol empieza a calentar, y como no puede ser menos la flora se deja disfrutar … estamos en pleno corazón de la jara, aquí todo huele a ella, nos muestra su flor, nos muestra su olor, ¡coño! y su pegajoso aceite, joder. Avanzando observamos que aún quedan charcos, ¡a estas alturas! pero de tiempo y altitud … gracias al respeto por el medio ambiente que reina en nuestras filas y el silencio de nuestra dura peregrinación conseguimos ver un jabalí en pleno baño, con burbujas incluidas que de un salto salió de la bañera y sin coger el albornoz, se perdió en cuestión de segundos por la espesa maleza.

Después de haber subido, toca bajar, más bien vooolaaaaaar ¡guau!, estamos en la orilla de Río Frío, avanzamos siguiendo su curso hacia abajo, viendo los innumerables molinos junto a su orilla – el molino del Tuerto, el molino del Moral, el de Juan Sánchez, también el de las Peñas – si guardas silencio aún se puede escuchar correr el agua, mover sus piedras, los tratos del molinero con los que solicitaban sus servicios, el olor de la harina, y el de el pan masado por la molinera … ¡que noooo, es coña!, pero que da bien.

Nos encaminamos a la importante vertebra que une Ávila con Córdoba pasando por Talavera la N-502, ¡pero no tenemos intención de rodar por ella!, sabéis que eso va en contra de nuestros principios, “alquitrán=0”; bajamos por tanto a tocar con nuestras ruedas la orilla del río Frío y nos encontramos con un pequeño puente – no habíamos visto nunca, y ya hemos pasado veces – para salvar el cauce y subir un fuerte repechón hasta coger de nuevo nivel – el nivel de la carretera – y poder continuar por un camino – ya a partir de aquí nuevo para nosotros – entre tapiales, y pequeños huertos, incluso por antiguos tramos del trazado de la antigua carretera.

Cruzamos a nivel la carretera y nos adentramos en un moderno cercado que a gran velocidad por un sinuoso camino, repleto de encinas y jaras nos llevará hasta un pequeño abrevadero en la periferia del pequeño pero acogedor pueblo de Gargantilla, donde el paisanaje nos saluda caluroso a nuestro paso.

Pequeño pueblo, cuyo cruce es breve aunque eso sí, bonito, y con alusiones constantes a nuestro entorno, como el bar de “La Pata” digo de Isa, la calle de los Rincones o los Olivas, y una bonita fachada, que recuerda a los pueblos sureños de donde procedían los primeros pobladores de estos pequeños pueblos, y que a poco nos conducirá a Sevilleja de la Jara, con sus difíciles trazadas calles, con su iglesia, y su torre, con su ¡cabina! – si alguien tiene que llamar puede venir aquí – con su pilón y sus carpas – que no se enteren los Joaquinones ¡qué máquinas! -; lo cruzamos y pasamos por su pequeño ayuntamiento, y estamos en las afueras …

Ya empiezan las rectas finales, ya empiezan los finales rampones, pero que directos nos llevaran a nuestro objetivo, tras pasar por entornos espectaculares y siguiendo la señalización – al collado del Uso – en breve estaremos por allí. ¡Nuevo hito conseguido … puesta de bandera!

Hacemos break, maravillados por lo que nuestros sentidos captan de tan bonito entorno, inmensas paredes de piedra, escarpados senderos tallados por la residente fauna, pinar y como no … El nacimiento …

Corto break, ¡hay que volver! y desandar lo andado, aunque lo haremos por otro camino.

Todo lo subido ¡hay que bajarlo!, la temperatura de nuestras pastillas subía a la par que la de los discos, trepidante era la velocidad, que por sinuosos caminos nos llevó de nuevo a Sevilleja de la Jara donde además de repostar agua en el pilón de las carpas, hicimos un nuevo acopio de energías a base de manyorcas convidadas por el pequeño de los Rincones, que se sentía con la necesidad de agasajarnos tras haber pasado su aniversario.

De nuevo pusimos en marcha nuestros ciclos hasta el punto del abrevadero de ganados con varias pilas donde de nuevo tomamos la bifurcación buscando otro sendero para completar la ruta, indicado el por el mulo que tranquilo pastaba esperando nuestra pasada para señalizar el sentido de la marcha que debíamos seguir.

Rápidos sube-bajas rompe-piernas, pondrán de nuevo la temperatura de nuestras extremidades a punto de cocción, y en breve de nuevo en la orilla del Río Frío, esta vez conseguirá que nos mojemos los pies, junto al abrupto merendero – quién llegará hasta aquí a comerse el calbote digo yo – porque después hay que subir de nuevo y salir del agujero a base de apretones de biela y golpes de riñón.

Fuerte bajada entre jaras y regueros esculpidos por las fuertes lluvias en los caminos nos harán llegar, esta vez, a la vía casi en la pizarrosa estación, junto a un meandro del Uso – de nuevo – esta vez con más agua gracias a las aportaciones de pequeños ríos, arroyos y regatos.

Mala decisión de nuevo tuvieron los que nos adelantaron, y es que no es difícil conseguir untar el hocico del potente de las potentes bielas grandes, para poner un fuerte ritmo difícil de seguir, incluso en la gran vertebra de casi 1 km que a ciegas pasamos, entre charcos y hasta ¡frío!.

Poco más que decir, puesto que esto ya es vía, túneles largos, cortos, en curva, rectos, estaciones y apeaderos para llegar a nuestro final destino allá en la fuente blanca junto a Aldeanueva de Barbarroya.

Espero haber despertado envidias – sanas – de los compañeros que quieran que gustosamente la repitamos y que poco a poco se vayan incorporando de nuevo a filas.

Me despido agradeciendo a nuestros fotógrafos – El Abuelo y Largo-te – que dejan constancia grafica de la hazaña, lo cual la hace incluso más creíble. Lo dicho, eso sí, no sin recordaros una vez más como costumbre era ….

AL ATAQUE!!!    

1 comentario:

  1. Retomamos y reto menos.... el señor EDITOR retoma el blog y es de agradecer, su tiempo y esfuerzo le lleva. retomamos las salidas fuera, merece la pena conocer nuevos caminos y nuevos retos( que no mareamos dando vueltas al pueblo) bonita y buena ruta que sin duda repetiremos a ser posible con algún bikers más. Gracias señor EDITOR por la cronica y ¡¡VAMOS MAQUINAS!!

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