CAMPANA DE LAGARTERA

Con tanta amenaza en los medios, miedo daba ni tan siquiera asomar el volkswagen a la calle, más aún si cuando ya te decides a salir te encuentras a la puerta de casa a algún vecino ¿qué a saber porqué tiene que ir a esas horas a por el pan con el día que hay por delante?, y te dice - Dónde vais ¿a montar en bici?, ¿es que no veis como está la orilla?. La madre que lo parió, si no fuera por ser quién es, le había mandao a … al brasero; vamos con nuestra aventura. Todos los que teníamos que estar, estábamos, El Largo-te, El Abuelo, El Controlador “controlado”, Vicente (el regateador), Pakuarela (el moja orejas), El Presi (Quesi-me recoges) y el presente.

Pensando en el menú de nuestra próxima furriona vamos dirección al barrio grande de nuestro pueblo. Unos piensan en pasar deprisa, otros más despacio, Pakito dice que quiere pasar por la plaza (tú verás, si no es la hora de misa), al final nos tiene que sacar el Presi para seguir por nuestro camino, y es que es el único que conoce este pueblo al dedillo, porque él ¡nasió aquí!.

Cruzamos pueblo y carretera, y paralelos a la vía buscamos al ancha cañada que nos llevará hasta Alcolea, no sin que antes el Campa ponga rodilla en agua, y casualidades de la vida Pakito estaba al lao (ya me contarás), los demás no nos dimos ni cuenta ya que el Campa con el cambio de trisillo ha perdido la soniqueta que nos hubiera alertado de tal situación. Ya entrados en Alcolea y vendiendo pimientos, decidimos no hacer visita en Cruz porque chorizo llevamos y también salchichón o morcillona (no se distingue). Pasamos al laito de Puente y nos encaminamos a El Torrico, donde en la plaza del rollo hacemos el break (dance) y ya el Presi va tocando los palillos de “vuelta segura” aunque sea en ambulancia (si es que es el Presi, el más astuto, ¡anda que no tiene recursos!); sentados al solito en la buena mañana, sólos hacemos nuestro aperitivo, nadie paraba, ya que el controlador (que tanto conocía al paisanaje) quería controlarlo todo, corriendo pasó el señor que llamó a careo pensando ¡joder que este me ordeña aquí mismo y no veo ninguna vaca!

Por el monte de Valdepalacios, y paso de andar porfiando que 2 € no merecen la pena, nos dirigimos ¡sin pérdida! ¡sin titubeos! al bonito pueblo que buen nombre da a esta ruta.  Como un pequeño Toledo nos recibe entre sus angostas calles con subidas y bajadas presidido por una bonita torre vigía que nos espera como una pequeña giralda. Seguimos siempre por caminos ya con un abandono en busca del innombrable, y desde aquí hasta Alcañizo, donde una vez más nos perdimos (mira que es difícil con dos diagonales, una Al-30 otra Al-40 y todo perfectamente señalizado). Con el viento fuerte pero a nuestro favor, poco a poco llegamos a Calera y desde aquí con puntilla incluida hasta nuestro pueblo.

Bonita ruta para disfrutar, paisajes, pueblos (Calera, Alcolea, Puente, El Torrico, Lagartera, Oropesa, Alcañizo)… que más se puede pedir, ¡repetir!, pero en otro tiempo eh!, que andamos más bien justicos con la hora.

Os esperamos a TODOS, no sin recordaros una vez más …

AL ATAQUE!!!