LA PUEBLANUEVA

Esta vez sí se pueden nombrar los que estábamos (no éramos muchos), y haciendo honor a la presencia de los Rincones, decidimos ir donde ellos nos guíen y dejarnos llevar a la que ansiosos estábamos esperando hace tiempo ... La Pueblanueva.

Iniciamos la marcha rodeados todos compañeros y satélites en busca de lo que en principio no va a ser mucho (dice el pequeño de los Rincones CR-5), pasamos como no por la plaza, y nos apresuramos en busca del cordel que nos llevará hasta Talavera ya que el quitanieves nos viene pisando los talones, ¡espabilad! dice el Meji-llón, ¡que me viene pisando los talones!

Con el frescor del maíz recién regado que nos proporciona la vega, vamos avanzando sin pensar que ese frescor, se tornará en el día (casi seguro) más caluroso del año y que sin duda pasará sin deja huella en estos afamados ciclistas.

Bonito paso por Talavera, entre flora y fauna, perdices anaranjadas que engrandecen el paisaje y que viendo lo visto nos hacen dudar si seguir o no ... aún así nos hacemos los fuertes y seguimos.

Pasamos una vez más por el más viejo de los puentes de Talavera que cruza el más largo de los ríos de la península Ibérica y cuyo nombre hace mención al artefacto que tenía tío Pancho pa’no ordeñar las vacas en cuclillas, y por el perímetro del parque de los sifones llegamos a la variante que cruzamos por debajo y dará paso a la primera de las magras que nos dá en tó los dientes (advertidos íbamos por el pequeño de los Rincones, que como un gran guía nos fue cantando toda la ruta al más puro estilo GPS ... <a propósito, dos salidas más de los élites y no le compramos), donde los colegas Largo-te y Benito impusieron su cruel dictadura alcanzando de esta manera y seguidos por el infatigable abuelo emparejado en er Viti el premio de la “cerra” o “cencerra” dispuesto para nosotros en la labranza del alto, que perenne nos espera con sus encaladas paredes y ese magnífico olor a borra.

Serpenteando seguía el camino, ¡y con exigencia!, sube-bajas entre arroyos y encinas e impregnados de fuertes olores a tomillo (las perdices no huelen), llegamos a la llanura que nos conducirá a la bajada con vistas ya al río Sangrera, que seco estaba y seco se quedó ... fuerte subida ya como puntilla final para llegar al más nuevo de los pueblos que hasta ahora hemos visitado.

Bocatas, pimientos, barritas, melocotones, geles, zumos y donuts. ¿Dónde hay agua?, visita por el pueblo (andando), todo a 100, chinos, y por fin, agua fresca embotellada y aquarius a la sombra de la restaurada iglesia en la plaza del “Choto”.

Fin y vuelta, los bajas se vuelven subes y los subes bajas, se ve desde aquí el pirulo ¡qué chulo! (pa’ que no se vea con lo que ha costao) ... y bonito sendero que pica pa’bajo ... peligrosillo, que el Largo-te con su punto de gravedad por lo alto, se pegó un  leñazo, y patas arriba se adorno con la flora del lugar para alcanzar a los adelantados. Amalio también se cayó, y si le llego a ver ... no sé si me meo o le meo.

En lo alto del cerro negro y er Viti con su espíritu aventurero, nos baja por donde no subimos y nos hace llegar a la puerta que los sueltos patas largas bien saltaron <cualquiera se daba la vuelta, tras haber pasado entre jaramagos esos fuertes porcentajes>.

Ubicados ya en el camino de la órbiga junto a las huertas a la orilla del río, pasamos bajo el más nuevo de los puentes buscando el camino de regreso.

Dejamos ar Viti en la pequeña Talavera ... insignificantes fueron las averías que hicieron un poquito más lento el regreso, que a fuego lento se fueron solucionando, y que hacían que la llegada en busca de las gordas ya fuera premeditada y alevósica-mente esperada ...

Bonita ruta la que nos enseñaron Phineas y Ferb, repetible por supuesto en otro tiempo y bajo otras condiciones meteorológicas ... espero amigos veros pronto, no sin recordaros una vez más ...

AL ATAQUE!!!