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jueves, 3 de marzo de 2016

A CABALLO ENTRE EL MONTE Y EL CAMPO ARAÑUELO



El día anterior – viernes – y la noche han sido la leche, ha caído agua por garrafas, todos pensábamos que no íbamos a salir hoy, nada más lejos de la realidad. Nos levantamos, apartamos la cortina y … ¡esto pinta bien!, os cuento.
En la alameda – sitio de costumbre – estábamos nada más y nada menos, que el Abuelo, Benito, Largo-te & I ¡coño! que allá por la esquina de Po-Cholo aparece Megi, Megi-Jones, bueno, pues uno más en la cuadrilla, ¡a disfrutar del día!.
Salimos siguiendo las indicaciones del Abuelo, dice que vayamos a Velada y luego ya veremos; pues nada, dicho y hecho.
Tomamos la carreterita que sube a Gamonal, Velada … y por los caminos del monte nos vamos dirigiendo hacia la zona del pantano de Navalcán.
Bajamos por los caminos rodeados de encinas, esquivando vacas con importantes cornamentas, protectoras ellas de los tiernecitos chuletoncitos que corretean alrededor de ellas. Protegidos del perenne en este mes de febrero aire, supongo que muchas de las promesas que se habían hecho para este airoso mes se han visto truncadas por el asunto. Da la impresión de regla de tres – simple –
enero es a cuesta                            lo que
febrero es a promesas
creo que las promesas no sabían de fecha, y es que febrero estaba a la vuelta de la esquina, tanto era así, que sin darnos cuenta y luchando siempre contra-viento (y marea) hemos pasado el mes más conto del año.
Continuamos hasta la puerta que corta la antigua senda que seguíamos – la del infierno según Pakito – , punto justo de aguas menores y comentarios de seguimiento-ruta.
Entre las rodadas que los vehículos a motor que lo blando del tiempo nos ha dejado, vamos haciendo equilibrios, el Abuelo también – como avanza el colega – hasta que llegamos al punto en el que nos solemos desviar al Dehesón del Encinar, para tomar el camino semi-asfaltado, que directos nos llevará hasta la Corchuela.
La preconcebida idea de que la pequeña población está a tiro de piedra, a más de uno creo que pasará factura. El semi-asfalto poco acondicionado, hace aumentar progresivamente la velocidad, Largo-te se pone en cabeza y en el momento justo  que le pedimos paso para intentar dar relevo al asunto y quitarle un poquito de sufrimiento de aire, la velocidad pasa de subir – como he dicho – de forma progresiva a forma ¡exponencial!. Empieza a estrujar las bielas – por hacer un poco de cardio, dice, no sé donde cojones ha oído el esto – el caso es que justos por pecadores, con la cabeza metida bajo el manillar, hacemos lo posible por no descolgarnos, sin ver el paisaje, ni la flora, ni la fauna – que le Abuelo vio ciervos, yo ni de coña – con la boca cerrada – que entran moscas – ¿moscas? ¡barro por hablar! se parece al super-agente 086, voy el primero, viejo truco de pasar por encima de los charcos y poner a los que vienen detrás hasta las orejas de barro.
Llegamos – en breve – a la ermita de la Corchuela sin aliento ni tan siquiera para rezar un pequeño responso, ya se había encargado el – el Largo-te – de que los santos bajaran antes – en procesión – invocados por nuestras plegarias, de que semejante tormento acabara lo antes posible – es coña – y …
como todo tiene su principio, también tiene su final y su parte positiva, allá en el pequeño pueblo, sentados en los tallados graníticos bancos en las casa-puertas; disfrutamos del break tan merecido y traído desde tan lejos para tan buena ocasión.




Vamos a investigar nuevos caminos, y es que más allá … ya estamos liaos … sale un camino con una señalización de flecha                                que pone “cañada” ¡a por ella! ¿verdad Jones?, a mi todo esto me suena, y como andamos ya cerca de mis orígenes, ¿pegas yo? ¡juas!
Anduvimos por ella, por el nuevo terreno – para algunos – vamos dejando las encinas a nuestra derecha, poco a poco la misma cañada sirve como lindero entre esta tierra de monte, y las grandes despejadas tierras de labor a nuestra izquierda. Después de dejar a los ciclistas – que no conocimos – de lado, ya vamos viendo en el cercano horizonte las antenas del cerro judío, llegamos al punto que casi nos corta la respiración, un impresionante arroyo que a buen seguro debemos tirar de flotador para pasar, un cortado en medio de la cañada repleto de agua, excepto por un punto que gracias a los santos antes nombrados alcanzamos a ver.
Pasamos, y seguimos disfrutando, de una buena marcha, de un buen tiempo – aunque aire de sobra – para pasar ya por explotaciones de mi pueblo, ganados, maquinarias, aromas a porcino ummmm jugosa crema para nuestros sentidos que sin duda impregnadas dejaran nuestras pituitarias.
Cruzamos la carretera de las Ventas de San Julián – que no llega el autobús, o al menos eso dijo el otro día tele-puchero – en el punto de El Ejido, o como dicen en mi pueblo – el legio – para por el camino del monte y tras pasar la A-5 y la vía del tren, dejarnos entrar por el polígono en la Zarzuela – que olía a cochinillo – o – cosssssinillo como decía el jefe de Yiyi ¡qué locura! – para en breve estar ya en la maravillosa villa – cuna y museo del bordado – ¡doy fe!.
Como es mío hago lo que quiero – con mi pelo – digo vamos por donde yo quiero, es la parte baja que junto a los huertos con sus lavaderos y pozos de riego nos conducirán al camino que asfaltado – aunque camino – nos llevará directos al pueblo que hay antes de Alcañizo – es que no me acuerdo de cómo se llama, se me ha ido de la perola ¡tantas emociones!
Lo cruzamos por la ronda, en la parte alta, y bajamos por la trochita que se ha inventado Largo-te en otra ocasión, haciéndonos disfrutar de senderito y algún que otro salto, entrando en el camino que con buen firme y también a constante ritmo nos llevará a Alcañizo.
En Alcañizo llamamos a la grúas-Waldo …  gri gri – a partir de este momento, a correr y a volar, el sol iba alcanzando su parte más alta y el viento no dejaba de azotar; sube-bajas de la vía, a ritmo súper-cardiaco, y por los rectos llanos hasta Calera con velocidades en ocasiones cercanas a la media de edad del grupo, llegamos a la vecina población en un abrir y cerrar de ojos.
Poco a poco por San Polo cruzamos la urbe para encaminar nuestro rumbo en busca de nuestro querido pueblo, parando a ver las yinitas del Abuelo, y terminando la ruta reponiendo los líquidos perdidos refrescando nuestros gaznates con unas frescas gordas.
Ruta para rodadores, se os echa de menos compañeros, supongo que repetiremos, pero no dejéis de perderos más y mejores, o al menos esta.
Me despido como siempre, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!   

5 comentarios:

  1. OROPESA!!! Se llama OROPESA!!!
    Buenas fotos y buena crónica, como dice el editor, el abuelo cada vez mejor ve cosas que los demás no vemos. La ruta llana, pero ya nos encargamos de meter algunos apretones, caminos conocidos y caminos nuevos, bien de agua y barro, otra buena mañana de btt y desconexión de la rutina laboral. 68km y como siempre unas gordas y un ratito de conversación ¡¡que bueno!! Cerca esta la próxima, yo no tengo intención de perdérmela ¿y vosotros? Venga!! que llega el buen tiempo y pronto empezaremos a repetir rutas de las que hemos estado investigando y otras que están por investigar. Un saludo y ¡¡VAMOS MÁQUINAS!!

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  2. Una pena no poder no poder asistir, alguna fuerza interestelar o algo parecido incidió sobre mi campo de fuerza y nada, que no me levanté. Bonita ruta y buen terreno, en fin , el sábado nos vemos........

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  3. Una pena no poder no poder asistir, alguna fuerza interestelar o algo parecido incidió sobre mi campo de fuerza y nada, que no me levanté. Bonita ruta y buen terreno, en fin , el sábado nos vemos........

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Otra más a comentar sin ir, lástima pero mi gran pasión está primero.
    Buena ruta, de las de hacer para coger fondo y ritmo pero......no pudo ser.
    La siguiente tampoco será de nuevo me reclaman los grandes embalses.
    Así que chicos en cuanto pueda de vuelta estaré.
    Nos vemos en la ruta. No olvidéis vitaminaros y supermineralizaros.

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