En este periodo hemos tenido más salidas, ya veréis.
Amenazaba agua y con dos de esos
que cuelgan desafiamos al tiempo y salimos; estábamos los hermanos Rincón, el
Abuelo y yo, salimos y dimos una vuelta – nunca mejor dicho – parecía la vuelta
a la manzana, por los montes, entre Gamonal, Mejorada, Segurilla, Marrupe,
Cervera ¿quedan más pueblos?, Pepino, Talavera, regresamos al pueblo sin
habernos caído ni gota de agua; fuimos a enseñar al mayor de los Rincones el
jacuzzi privado de Largo-te, esta vez sin incidencia y así transcurrió la
nublada mañana.
Es cierto ¿eh? que conste …
Otro fin de semana, ¡nueva
salida! ¿dónde vamos?, ¡qué cuco el Abuelo!, anduvimos lentos el resto … si hubiera
vía a Navalcán – pensativo quedaba –
En la alameda – sitio de
costumbre – un saturday más, los
hermanos Rincón, el Abuelo, Largo-te y el presente … resuelto pues el tema de
dónde ir.
Por el cordel dirección a la
vecina Calera, pasamos por la plaza y tomamos la calle que nos lleva a cuatro
caminos, y de aquí dirección a la vía, pero esta vez a la de verdad, o mejor
dicho a la que medianamente funciona – eso es harina de otro costal, lo
dejaremos por hoy – cruzamos el férreo camino para dirigirnos a la A-5, pasando
eso sí junto al perenne vértice geodésico que ya vistas nos da a la casa de
postas, en la que en otros tiempos repostaban aquellos antiguos vehículos y
hacían descanso sus trotados ocupantes.
Buscamos esta vez adentrarnos en
la dehesa lo antes posible, salvamos el importante cruce de caminos que
antiguamente tanto trasiego tuvo y que con gran respeto admiramos, para
continuar paralelos a la A-5 que sirve como justa división entre el rastrojero paisaje que traemos y nos
hará de puerta principal para empezar a pisar – rodar – por las sombras de las
imponentes centenarias encinas que nos acompañarán hoy durante casi toda la
ruta … nuestro particular Monfragüe.
Dicho pues, el campo nos alegra
la vista, poco a poco, fin de semana a fin de semana, se va dejando ver y nos
va sorprendiendo, su agradecido comportamiento ya verderea gracias a las lluvias caídas los últimos días.
Avanzamos para ir viendo ya
paisajes conocidos, llegando a golpe de pedal junto al Dehesón del Encinar y
ver disfrutar una centena piara de guarros,
todos ellos preparados ya para su particular San Martín, alelaos nos quedábamos
ver esa cantidad de jamones corriendo de aquí para allá … pero hay que seguir.
Justo al llegar a las casas de la
mencionada finca propiedad actual de la JCCM, observamos una señal – hasta
ahora desapercibida – que indica a Parrillas, un par de miradas bastó, como de
costumbre.
Al cruzar la primera puerta vimos
un pozo con un arco, y junto a él, una trampa para linces – decían los
entendidos – que la dispusieron para el efecto, que en borrajas quedó por el
exceso de lubricación, unas fotos y adelante.
Cruzamos varios vallados,
anduvimos por caminos y a poco llegamos al embalse de Navalcan, ya aquí
siguiendo el criterio de el Abuelo nos podíamos haber dado la vuelta, pero el
camino segía, y fue lo que hicimos, seguir, eso si no sin antes disfrutar de la
vista que dejaban las bandadas de grullas que fieles a su anual cita, por allí
andaban purulando.
Tenemos que seguir, hemos
decidido hacer el break en otro sitio … casi sin darnos cuenta llegamos de
nuevo a otra cañada y después de disfrutar de una buena bajada llegamos a
Parrillas.
Poco nos entretuvimos en el
parrillano pueblo, el cruce fue visto y no visto, lo que queríamos era llegar
por el adoquinado camino lo antes posible a la ermita de la población para
hacer nuestro break, que fue justo lo que hicimos.
Disfrutamos una vez más de
nuestros bonys, tigretones y panteras
rosas – sin publicidad –
Después de unas fotos en la
fuente de nuestro particular fotógrafo toca partir, aun nos queda camino, y las
encinas de nuestro particular Monfragüe nos están esperando.
De nuevo y tras cruzar la
carretera, entramos en la cañada para muy en breve dejarla y empezar a
serpentear por los sinuosos caminos que en el monte adehesado de nuevo nos meterán.
Cruzamos puertas, anduvimos por
las orillas de los aun secos regatos, ¡alambradas electrificadas!, ¿será
necesario? … esto no puede ser bueno, tantas puertas al campo. Cruzamos el seco
Guadyerbas – una vez más – hasta nos encontramos con un simpático cilista que iba
con sus perros, solo que no nos dijo ná … auste.
Poco a poco vamos avanzando para
en breve ir dejando las encinas atrás y ver ya casi tocando con la mano Velada,
eso sí no sin antes pasar la lanzadera inamovible de S. Berecolodo ¡bendito!,
que una vez más nos tensó los cuádriceps … Largo-te subía como un cohete, el
Abuelo Sputnik le seguía muy de cerca, yo lo intenté como el challenger, pero
todos sabemos cómo terminó antes de tocar cima … en fin, ni de cerca.
Llegamos al núcleo velaino y por
to el medio pasamos vendiendo pimientos, suerte tuvimos aprovechando el día de
mercadillo que terminó con nuestras existencias. Pasamos el pueblo para llegar
en breve a la vecina Gamonal, donde nos esperaba – a algunos – un sinuoso y
divertido sendero que rápido nos llevó a ya las hormigonadas calles que
directas conducían a la plaza …
Lo demás … carretera y manta,
para en breve entrar triunfitos en nuestro pueblo tras haber disfrutado de un
gran día de ruta, deporte, bici y compañerismo.
Hay mucho más que contar, y como
siempre tantas versiones y opiniones como integrantes tiene la ruta, el caso es
que una vez más pasamos un buen rato, y seguro que de estos vienen muchos más …
es por ello que me despido hasta la próxima, no sin recordaros una vez más …
AL ATAQUE!!!
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