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jueves, 4 de febrero de 2016

AH DEL CASTILLO!!!


AH DEL CASTILLO!!!

Parece que poco a poco el personal se va animando, unos solos, otros en compañía (mejor) la del destacamento va cogiendo forma para rutas venideras. A mediados de semana se va moviendo el – guasa – y poco a poco, despejando incógnitas y viendo posibilidades vamos concretando la fin de semana salida. Os cuento, veréis …

Más temprano que últimamente estábamos en la alameda, sitio de costumbre; después del matutino rapapolvos de Joaqui – siempre es tarde – teníamos la cuatro ruedas preparada y calentita dispuesta a cargar las bikes y los biker’s y trasladarlos al sitio de inicio de ruta.

En marcha pues por la autonómica  - que según Joaquinón está llena de hierba – nos dirigíamos al bello casco de la antigua e importante villa de Puente, donde nos esperaba el impresionante puente.

Siguiendo las indicaciones del Abuelo – sooooo que no he dicho quienes íbamos; estábamos nada más y nada menos que el Abuelo, Joaquinón, er Viti, Largo-te, Benito & I – pues eso, siguiendo las indicaciones del Abuelo … vamos a estacionar la DKV a la orilla del largo Tajo a la vera del impresionante Puente del Arzobispo D. Pedro Tenorio y que nos vigila con sus arcos colmados de terréanos nidos de aviones; admiramos la obra – como siempre – y advertimos el bajo caudal que porta en el momento el río, dejando al descubierto el original cauce con innumerables grandes piedras que a buen seguro servirían en otros tiempos a las lavanderas que afanosas, solearían las coladas tras el paso por las pastillas de jabones de sosa para el blanqueo de sus prendas. También conozco el relato de una paisana, que hablaba del cruce de las milicias en los conflictos recientes que han marcado la historia de nuestro querido país, pero eso si es harina de otro costal; Y hablando de harinas … por el paseo junto a la orilla del río, y tras haber cruzado el puente por uno de sus arcos, junto al señor que con su cicuta amarillo asaba castañas, en el medio bidón agujereado de chapa, calentando los ánimos de los valientes que se acercaban a disfrutar de la tranquilidad que a esta hora ofrece el río, nos acercamos a ver el molino, que con tan bajo nivel nos deja ver todos sus sillares, todos sus canales y que deja al descubierto el importante azud que cruza el río en todo su gran ancho, para alimentar las gargantas que fuertes movían las impresionantes  bien conservadas piedras de moler; hace frío, niebla y debemos continuar, al menos para calentar, aunque creo que hoy nos sorprenderemos si cabe más.

Cruzamos el río, esta vez por encima del puente, dispuesto justo para ello. Nos encontramos en la otra orilla, en otra comunidad, en otra provincia ¡Comienza la conquista! – cacereños, con todo nuestro cariño, sin acritud – ; por la otra orilla vamos, largo rato junto a ella, por la cacereña provincia, disfrutando del paisaje, contemplando desde – lo alto – el gran canal que el paso del tiempo y la cantidad de hm3 se han encargado de tallar. Contemplando desde otro punto de vista las construcciones realizadas por habitantes anteriores, que afanosos aprovechaban las corrientes del gran río para sacar producto de ellas.

Paisajes nuevos, terreno nuevo, tan cerca, desconocido. Al fin llegamos a la desembocadura del Pedroso, que colabora en engrandecer si cabe, aun más el impresionante Tajo.

Gran cañón con hermosas y vertiginosas vistas, grandes riscos, y de nuevo un molino a nuestros pies, ensordecedora corriente bajando por los dificultosos y milenarios canales tallados por las fuertes corrientes … otro día os contaré la historia que los paisanos cuentan del cañón. Nosotros debemos seguir.

En nuestro afán por descubrir, por innovar, exprimiendo a fondo nuestro gen – el gen del Club – el gen de la investigación, y siguiendo por senderos donde apenas cabía la estrecha rueda de nuestras bicicletas, encontramos un precioso y bien conservado puente que sesga el Pedroso y nos facilitará el paso a la nueva conquista.

Fuerte terraplén, casi indomable, pero se rindió a nuestros pies, y nos dejó avanzar para conquistar la desconocida – para nosotros – fortaleza. En la otra orilla del río, casi tocándolo con la mano desde la Toledana provincia, se encuentra el castillo de Castros, llegamos, vimos, vencimos!!!.

Ah del Castillo!!!, los ciclistas a lomos de sus monturas, como D. Alonso Quijano encima de Rocinante, entran por la puerta grande en la antigua morada de antiguos habitantes, defensores de esos muros que deseosos nos reciben tratando de contarnos su larga historia.

Como toda historia que se precie, tiene su principio y su fin … nosotros debemos continuar ¡volveremos! y lo haremos con más compañeros, con ansias de conquistas, con ganas de disfrutar de los bonitos paisajes que desde el punto se pueden observar.

Retomamos nuestra andadura, no hemos llegado a la decena en nuestros cuentas y tenemos para rato. Antes de salir de la finca donde ubicado se encuentra el castillo, tuvimos una fugaz entrevista con el ganadero de los bóvidos que allí pastan, de la corta conversación sacamos en claro, que necesita herramientas y repuestos, para lo cual tenemos gente de sobra cualificada en nuestra formación, haremos lo posible por dar servicio a la persona que al menos no nos regañó. Pero cucha tu, que volveremos, ya verás.

Escuchando atentamente las indicaciones del chintofano, nos integramos en el camino natural del Tajo, discurriendo por tierras conocidas.

Cercados, alambradas, cañadas, senderos, cruces de nuevo sobre el Pedroso, fotos y más fotos, ganados – vacas y caballos – yuba yuba

Bajadas – cuidadín er Viti!!! –, gran rebaño de vacas a la carrera, ¡o cruzamos o cruzan!, cruzamos estrujando a fondo nuestras bielas, y nos adentramos en el sendero que nos llevará a cruzar la carretera ¿la carretera? ¿dónde está la carretera? … gri gri.

Cruzamos como podemos, más bien, por donde podemos, largo y anchuroso camino junto a antiguos y abandonados edificios, y en el cercano horizonte … Villar del Pedroso.

Obligada parada al cruzar la carretera, ansiosas vacas deseosas de sus verdes bocados en el prado, andan con su fiel vaquero en pos de la formación … aprovechamos su lentitud para hacer nuestro break – incluso sobró tiempo – para escuchar las advertencias del cruce del arroyo en la entrada de la población.

Dicho y hecho, proporcional era la cercanía al pueblo con la cantidad de MIERDA que había en el camino, nos apresuramos en pasar las puches y cruzar el arroyo por el agua – seudo-agua – ya quisieran esa oscuridad muchos chocolates en las churrerías.

Al fin el pueblo, ni medio minuto paramos junto a la iglesia, suficiente para un par de fotos y para que Joaqui se limpiara los pies en el seto.

Continuamos con tan solo una paradita, para reparar una tontería. Esta vez el camino está perjudicado, lo han hormigonado casi en su totalidad … aún así avanzamos,  poco a poco nos vamos adentrando en los encinares mediterráneos, y poco a poco los kilómetros van pasando, con algún  que otro percance …

Confluencia – desembocadura – del arroyo Navalgallo en el Pedroso, a toda velocidad pasamos su cauce con tan solo el percance del agua que sube por encima de alguna de nuestras botas. Subimos y nos hallamos en la cañada.

Esta vez La Estrella y sus afines deberán esperar la vuelta de la formación para otra ocasión. El entretenimiento a primera hora de la mañana hace que la vuelta aconseje recortes.

Por la cañada, a buen ritmo, disfrutando de los senderos que en ella se forman, regatos, regueros, barros, encinas, ¡ciervos!, ¡zorros! … mejor verlo. A poco Navalmoralejo – el Cuco Abuelo – tan pronto llegamos, tan pronto pasamos.

Seguimos por los de sobra conocidos senderos, hormigonados, sinuosos, rápidos, a buen ritmo, buenas bajadas, duras subidas, y en el horizonte ya atisbamos Puente.

Pasamos junto a las entradas-salidas que nos conducirían al dolmen de Azután que aun a lomos de nuestras bikes no hemos conquistado … llegará su momento.

Pocos fueron los minutos que a fuerte ritmo nos separaron de la población, que en un abrir y cerrar de ojos alcanzamos.

De nuevo en la orilla N del puente, y antes de su cruce, observamos la increíble subida que ha sufrido el curso del río – por la suelta de agua de la presa de Azután suponemos – y que de nuevo a cubierto lo que esta mañana se dejaba ver.

Llegamos a nuestra meta. Nos cambiamos, colocamos nuestras monturas y de regreso a nuestro querido pueblo, paramos a refrescar nuestros gaznates con unas frescas gordas.

De nuevo, ruta para repetir; puede ser en breve ¡ojo! … que febrero está a la vuelta de la esquina y hay muchos con muchas promesas que cumplir.

Espero por tanto, veros en esta y en muchas más, ¡ánimo!.

Me despido hasta la próxima, no sin recordaros una vez más …

AL ATAQUE!!!

Os dejo el trabajo del Abuelo, que si duda representa con claridad lo que vivimos ... Gracias.
 
https://goo.gl/photos/CnWiKBYXMwFK9pHUA

3 comentarios:

  1. Otra buena ruta de investigación la que hicimos el sábado, como nos gusta difrutar dando pedales y conocer mundo, poco a poco vamos examinando todos los riconcitos espectaculares que tenemos aquí al lado. Buena mañana la que pasamos, con algun sobresalto..... Buena excursion, disfrutamos de nuestro deporte,de la naturaleza y de la compañía.
    Agradecer a Cesar su aportación, últimamente es la GCO la que nos traslada a todos y todas (bicis) a los puntos de partida ¡¡GRACIAS!!
    Un saludo ¡¡Vamos Maquinas!! Y venga chavales que los caminos nos esperan.

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  2. Buena ruta, buena compañía y buena crónica, por cierto cronista no se te ha olvidado nada ????......ummmm
    Encantado de volver al grupo de nuevo, lo del senderismo no lo veo pero vale jejeje,
    Venga que hay que ir poniéndose en marcha.
    No olvidéis vitaminaros y supermineralizaros.

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  3. Buena ruta, buena compañía y buena crónica, por cierto cronista no se te ha olvidado nada ????......ummmm
    Encantado de volver al grupo de nuevo, lo del senderismo no lo veo pero vale jejeje,
    Venga que hay que ir poniéndose en marcha.
    No olvidéis vitaminaros y supermineralizaros.

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