EL CLUB TECNOLOGICO

Una vez más y muchos los asistentes vamos contando las andanzas semanales y otras tonterías mientras van llegando los rezagados. Allá por la puerta de atrás de Julián Patavia se ve la gran silueta del largo aparecer por el esquinazo, le gusta venir por la trasera de su suegro porque le hace recordar los tiempos en los que rondaba a la Pataviona y de rodillas le pedía se fuera a vivir con él a casa; y esperándole como agua de mayo estábamos todos (hasta el tío Joaqui asomaba las napias de vez en cuando) para ver la última adquisición. Boquiabiertos quedábamos todos al ver instalación en manillar burra larga semejante aparato conducior de rutas o vulgarmente vocablo importado GPS.

Ya se había encargado el de hurgar calentito en casa una rutita desconocida para deleitarnos con el conocimiento de tan distinguido aparato; el Viti acompañado por dos Talaverillanos trató de sorprendernos una vez más con una de las suyas, pero el aparato frunció las cejas y dijo pi pi vamos a ir por aquí, any problema amigo Viti, otro día haremos la tuya, esta vez vamos a seguir el protocolo GPS que quiere estrenarse con buen pié en este tecnológico Club.

Pues nada, cámara en mano y GPS en  manillar burra larga arrancamos, y por la plaza nos dirigimos al cordel que a buen ritmo nos llevará casi sin darnos cuenta a la botijera Talavera, de aquí a la portiña, Pepino (to el mundo abajo) y a San Román por donde conocemos, pasamos por los caminos conocido, y con hitos inamovibles (estaba la encina de grallo), y en la curva y detrás de unos juncos peste mierda badana amarronada el que nos adelanta a paso ligero y abriendo puertas para que el impresionante Club tecnológicamente equipado pase sin poner pie en tierra.

Llegamos al Santo Román y ¡sorpresa! (aunque al Presi le parecía encerrona) el busca-caminos nos hace coger un nuevo sendero para nosotros desconocido, que por las traseras de Reguerones nos conducirá a la parte de la ruta que una vez más demuestra que este Club va pa’lante aunque vallas haya, aunque el chintófano pite pi pi pi y por aburrimiento deje de pitar pues las cuerdas vocales ya le dolían de gritos que daba para ser el primer día ya le parecía mucho mandar.  ¡NO ATASCAN! Decían a voces, alambradas, cuerpos a tierra, bicis por lo alto, y los tíos venga pa’lante; joder y el puto GPS no pita pa’hacer el ansiado break, que ya a estas horas no solo picaba el sol.

Llegada o mejor dicho avistamos Serranillos (urbanización), y como ya lo hemos visto, pues no hacemos caso de nuevo al chintófano, seguimos pa’lante porque como lo ven nuestros ojos pues lo dicho … ¡NO ATASCAN!

Llegamos al curso del Alberche que interrumpe a nuestro paso el muro de Cazalegas y ya vamos buscando nuevos senderos que nos llevarán (a los que quisimos seguir) por donde no conocemos a Talavera, hablando de violines … vamos fluido.

Ya en Talavera, por el carril bici, salvando farolas, bolardos y demás obstáculos a gran velocidad, pasamos por el túnel de las preñaeras buscando la orilla del Tajo.

Lo del cordel hasta el pueblo … pues lo de siempre, algunos ni a respirar nos daba tiempo, las piernas no daban más de sí, y el ritmo en progresión … geométrica, tanto fue, que hasta Talavera llegamos impolutos, y desde Talavera hasta el pueblo, osea una séptima parte de la ruta, nos pusimos perdidos de barro, pero del barro que salpicaba la bici del que iba delante … ¡qué fuerte!

La jornada fue estupenda, la compañía ¡mejor! Y esperamos que pronto sea mucho más. El estreno ¡por todo lo alto!, cámaras, fotos, videos, GPS … Tecnológicamente preparados y autosuficientes … ya veréis los que no estuvisteis, ¡qué control!; los que estuvimos tenemos más o MENOS claro lo que tenemos que hacer … es decir ¡hacer caso!

Os espero en otras parecidas a estas, mejor dicho ¡en muchas más! Y a muchos más, no sin recordaros una vez más … AL ATAQUE!!!