Fin de semana, menos largo que el pasado,
pero no por eso, menos intenso. Empezamos saliendo el sábado como de costumbre,
y los que por diversas obligaciones no pudieron, pues hicieron de las suyas el
domingo. Esta vez no hubo tenis de corral porque de nuevo hacía mucho aire – os
recomiendo a los tenistas que aprovechéis el fin de semana que viene, las
previsiones dicen que no hará aire – pero sí que hubo 8 ruedas … aún aquí
hablaremos y hablamos de las 2, por tanto,
empezamos …
No
era temprano cuando amanecía el sábado, de hecho ya lo era en la preparación de
los días anteriores, no estaban muy claras las asistencias – en cuanto a
personas y burras – y tampoco el horario ni en definitiva el lugar.
A
las 8 estábamos los que al menos queríamos asistir, más curiosamente un
convencido, curiosamente, si, el abuelo ¿convencido? ¡ya te digo!; pues además,
estaba Largo-te, Charlie, Benito recién cagao, sin desayunar y yo, con las
respectivas burras + elementos de transporte.
Largo-te,
que no ha dormido – casi ná – nos dice que entre sueños y vigilas ha tenido un
deja-vu y ha visto con claridad la situación … salimos de San Román.
Pues
con las furgos y sin hablar de política – que estamos en reflexión – nos
dirigimos a San Román, punto de partida y final de la ruta de hoy. Una vez
allí, bajamos monturas, soltamos lastre, afinamos los tubos de escape, y
adelante … camino de los enebros.
Subimos
por los enebros a Marrupe, sin novedad, a buen ritmo puesto que estábamos con
la frescura del arranque – al contrario que en otras ocasiones que ya venimos
con acumulación – y llegamos al pueblo. Cogemos un nuevo camino, perfectamente
marcado en el chintofano, y entre cercas, reses bravas y trochas marcadas entre
encinas, llegamos a las pista que recién reparada rápidamente nos llevará
directos a Sotillo.

Caen
los kilómetros entre pequeños cauces de arrochuelos, entre taludes y pequeños
senderos insertados en la amplitud de la cañada. Poco a poco, paso a paso, la
cañada nos enseña en los pocos kilómetros que conocemos, su amplia variedad.
Desde los sube-bajas de la zona de Alcolea, pasando por los arenales velainos,
por las pistas anteriores a Sotillo, y ahora desniveles que tensan los
músculos, calentando lo que a posteriori se avecinará … de momento
Navamorcuende.
Entramos
y salimos del pueblo por la larga travesía asfaltada que justo en la salida,
nos insertará de nuevo en caminos rápidos, largos, con fuertes bajadas y
amplias curvas, que en breve y a un ritmo trepidante nos llevarán directos a
Almendral, Almendral de la Cañada, de la cañada que lo atraviesa, esta, nuestra
querida Cañada Real Leonesa, cañada con historia, de gentes y pastores,
ganaderos y ganados, que paraban y abrevaban su ganado en los grandes pilones y
explanadas que en nuestra marcha nos encontramos … y abandonamos. Pues tras
coger fuerzas con un mini break en el zoco de la población, disponemos nuestras
burras con las jorobas llenas dirección sur – qué contrariedad – a subir lo que preparado traemos.
Salida
del pueblo, y comienza la ascensión … todos al unísono metemos la reductora,
aunque en algunas de nuestras burras cuesta colocar – falta de costumbre –.


El
aroma natural impregna el ambiente, que se deja disfrutar a través de nuestras
fosas nasales, a través de nuestra vista, recreada en el impresionante paisaje,
también se deja ver la naturaleza, fauna, flora, en breve coronamos, allá por
encima de los 1200 m.
Esta
vez no subimos a las antenas, la idea es seguir innovando, y Largo-te con su ya
super controlado chintofano, se va a encargar de hacerlo.


Bajamos
por un precioso camino, fuerte, entre tapiales de pequeños huertos, zarzales e
incluso nos cruzamos con otro grupo, para que cayeran más kilómetros y nos
hicieran llegar a ¡Castillo de Bayuela!, pero ¿dónde estamos?, ¡qué despiste! …
señor bendito, esto tiene más sorpresas que una caja de Kinder.
Fabuloso
día el que estábamos echando, imposible de creer si no es por el chintofano y
el trabajo del chintofanero ¡enhorabuena, te has coronao!; salimos del pueblo,
y esta vez con Cardiel a nuestras espaldas nos dirigimos NO buscando lo que en principio será el final del día.
Cuando
parecía que estábamos terminando, con los cuentas rozando tan solo la sexta
decena, con las piernas tope-cargadas, llegamos entre encinares y pasos
canadienses hasta un punto que ya nos es conocido.

A
poco, la zona de reguerones y punto de partida – llegada … San Román de los
Montes.
Subimos
las bicis a las furgos, y de vuelta al pueblo que tenemos que acachinar al
jalufo.
Creo
que con esta, las piernas aguantarán lo que en breve tenemos como objetivo.
Os
dejo el enlace de lo que Largo-te se curró … de nuevo ¡Gracias! Disfruté como
un enano, y me gustaría disfrutarla con el resto de compañeros, seguro que les
gusta, no tiene desperdicio.
Al
resto, animo nos vemos en esta y muchas más … hasta entonces ¡AL ATAQUE!
Para el grupo B, el domingo fue día
super-star, acompañados hasta la base por el abuelo, ¿el abuelo?, si, el abuelo
… pero eso es harina de otro costal, y yo no comí de el, si alguien nos lo
quiere contar, el blog está abierto.